lunes, 22 de noviembre de 2010

Miedo, y Cobardía


Por: Pablo Méndez

El miedo es una angustia. La cobardía es la falta de valor. Tal vez ambas dimensiones se fusionen en el cuerpo y alma de la dirigencia cubana. Asimismo, con la excarcelación del preso de conciencia Arnaldo Ramos Lauzurique, el régimen vuelve a calmar los ánimos de todos aquellos que esperan la absolución de los 11 prisioneros restantes de la Primavera Negra del 2003 que no desean exiliarse. Sin embargo, el evento no excluye de un posible timo a los crédulos que aún confían que el presidente Raúl Castro no quebrante su palabra.
Los hermanos Fidel y Raúl, fueron revolucionarios, estuvieron presos por asaltar un cuartel, pero los favoreció la amnistía de 1955, un proceso institucional que se proponía desarmar las pasiones para que la nación volviera a su curso democrático. No obstante, tras ser liberados, además, de permitírseles desandar las calles soberanamente, no atacaron otro cuartel o desencadenaron el terrorismo de inmediato, simple y llanamente porque no encontraron seguidores, a pesar de ello, estaban conscientes de que las condiciones objetivas y subjetivas para encauzar una rebelión en la isla estaban presentes y acreditadas por la repulsa de la población a la figura de Fulgencio Batista, otro personaje con bagaje revolucionario que se había adueñado de la luneta presidencial por otro acto de violencia, en este caso un golpe de estado.
Igualmente saben que el presidio político crea un efecto secundario—fortalece el espíritu de los hombres—y en consecuencia, conmina a los penados a mantener vivo el ideario que los internó en la cárcel. Por tanto, es lógico que los hermanos Castro sientan temblar sus carnes ante el “poder de los sin poder”, ese desconcertante revolcón de pacifismo, que de golpe podría catapultarlos por los aires como ocurrió en el Campo Socialista, y la Unión Soviética sin disparase un solo escopetazo.
El resquemor que siente la dirigencia cubana a cumplimentar la liberación de los presos de conciencia, es obvio, puesto que cualquiera de los opositores que retornarán a las calles, podría convertirse en la figura política— digamos—el líder capaz de aglutinar en voz y cuerpo esa conspiración moral que se formula en las esquinas; en las guaguas, en los centros estudiantiles, en las fábricas, en las casas. Por consiguiente los Castros en su nueva faceta contrarrevolucionaria, pueden estar aterrorizados ante la posible aparición de un cabecilla que brote desde las penurias del pueblo. Pero su cobardía no les permite rectificar sus posturas y someterse a un gobierno pluralista, puesto que su mala gerencia sólo puede navegar en aguas totalitarias. Del mismo modo, los célebres hermanos están convencidos de que el tiempo que les queda de vida es muy escaso para lograr lo que no fueron capaces de conseguir durante más de 50 años. Hoy por hoy, su único propósito es el de garantizar una sucesión dinástica al estilo de los Kim—por cierto—no sabemos si el elegido llevará los apellidos Castro Espín, o, Castro Soto del Valle, la realidad es que sus maquinaciones de conducirnos a una sociedad como la norcoreana (donde los hombres arriban a la mayoría de edad sin conocer la mantequilla) no es lo que reclaman las nuevas generaciones. Nuestros jóvenes aspiran a una Cuba libre y democrática, una patria donde podamos edificar un futuro más próspero, porque la contraparte exiliada de un 10% de nuestra población ha cosechado más éxitos económicos, políticos, y sociales, que los 11 millones de presos políticos encerrados en la isla. Las evidencias los ponen contra la pared. Los Castros son unos cobardes.

lunes, 15 de noviembre de 2010

¿Congreso?.. . ¿Para qué?


Por: Pablo Méndez

“El objetivo principal de un gobierno es el de producir el bienestar de los pueblos, y no establecer un cierto orden en la miseria”


Alexis de Tocqueville

Raúl lo anunció a bombos y platillos—En Abril del próximo año se celebrará el VI congreso del Partido Comunista de Cuba, sin embargo, éste no será un cónclave como los anteriores, puesto que en dicha agenda sólo serán debatidos 291 lineamientos concernientes a la política económica y social de la isla, además, su contenido ha sido encuadernado y puesto a la venta en todos los estanquillos con el fin de que sea discutido por la población. Sin embargo, dichas conferencias matarán las pasiones de todos aquellos que esperaban reformas económicas profundas, y una formulación mercantil que aliviaría el bache financiero.
Lo cierto es que según el contenido del folleto, no hay nada nuevo, se mantiene la economía planificada, la supremacía de la empresa socialista sobre el incipiente sector privado, la dualidad monetaria, y como siempre, no podían faltar las utopías de cumplir con el pago de los compromisos internacionales—y sobre todo—dar prioridad al aumento de la eficiencia en la producción y los servicios, y con ello, disminuir los volúmenes de importaciones cuyo parloteo ha rechinado en nuestras orejas por más de medio siglo.
Asimismo la solución propuesta por el régimen para paliar los despidos masivos, ha generado un sinnúmero de escépticos, que observan con discreción la opción de integrarse al trabajo por cuenta propia, debido a que la política impositiva divulgada en la Gaceta Oficial, se torna opuesta a admitir una solvencia que desequilibre el status social de la población—o sea— “nadie podrá hacerse rico trabajando”, aunque para muchos, la medida sólo destapa el miedo al renacimiento de una clase media capaz de desarrollar una economía de mercado exitosa en las entrañas del modelo planificado.
Igualmente, el gobierno de Raúl Castro desde ahora se dispone a cerrar filas, puesto que la coyuntura internacional no se torna favorable a raíz del fortalecimiento de la posición común de la UE, y la consumación del triunfo Republicano en las recientes elecciones de “mitad de período”, cuyo éxito, coloca al frente del influyente Comité de Relaciones Exteriores a la congresista Ileana Ros-Lehtinen, nombramiento que desestima el levantamiento de las restricciones a los turistas norteamericanos para viajar a la isla, ya que de abrirse dicha ventana, sin dudas proporcionaría un aumento de utilidades a la principal industria del régimen.
Por otra parte, también sumamos la realidad de que el presidente venezolano Hugo Rafael Chávez Frías ya no es amo y señor del parlamento, por tanto, para mover un centavo hacia Cuba, se requerirá del voto favorable de dos tercios de la cámara, y con tal obstáculo, podemos deducir sin muchos esfuerzos que el lastre económico cubano recurrirá a las bondades de otros asociados ideológicos tales como China, y Vietnam. Lo cierto es que el sistema socialista que tanto defiende la cúpula dirigente, seguirá girando a través del círculo vicioso de hace 50 años, puesto que reitera el reparto de tierras en usufructo como antaño hizo con el fiasco de la Reforma Agraria, al tiempo que admite la formación de la pequeña empresa, que indudablemente expropiará si los resultados no son de su conveniencia.
Entretanto, la vox pópuli se pregunta si Fidel Castro presidirá esta vez el evento de los comunistas cubanos, amén de que está divorciado de la política interna, y se mantiene encaramado en su globo aerostático observando las irregularidades belicistas en torno a Irán, Israel, y EE UU. De igual modo en los círculos callejeros los cubanos chasquean la lengua cuando les pregunto si albergan alguna esperanza con la magna reunión “del único país del mundo donde se puede vivir sin trabajar”, y la verdad es que la mayoría de las personas que he consultado, coinciden en que el principal tema a debatir en el próximo congreso del PCC, debería ser el reajuste de su plantilla en un 100%.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Machacan el tema del embargo


Por: Pablo Méndez Piña

Por decimonovena ocasión, Cuba vuelve a inculpar a EE UU en la Asamblea General de la ONU por mantener el “bloqueo económico”, sin embargo, no se ha cuantificado una sola muerte por hambre a consecuencia de tal sanción—incluso—un alto porciento de los comestibles consumidos por los cubanos exhiben la pegatina “Made in USA”.
Asimismo, el régimen de la Habana a través de su canciller Bruno Rodríguez, no manifestó ningún interés por los números que colocan a EE UU como 5º socio comercial de la isla, y alega entre otros términos, su negativa a vender tecnología de punta en la rama médica, también denunció la extra-territorialidad de la citada sanción, y sentenció como inconveniente la prohibición de que turistas estadounidenses viajen a la isla—para que en situ—observen las realidades del proceso cubano, entretanto, el embajador norteamericano argumentó que dicho dilema es un diferendo bilateral, a lo que el canciller replicó fundamentándose en el concepto de “genocidio” para transfigurarlo en controversia populista, que tras ser sometida a votación, arrojó un resultado de 187 votos a favor, 2 en contra, y 3 abstenciones.
Pese a ello, a 2000 kilómetros al suroeste de New York y por los recovecos de La Habana, la vox pópuli—apoyándose en la praxis—formula una chorreada de interrogantes tales como:—¿por qué no hay frijoles?—¿por qué no hay café?—¿por qué de 162 centrales que habían en el país sólo quedan 36?—¿por qué la construcción de un edificio multifamiliar se tarda hasta 20 años?—¿por qué los hospitales están sucios, y la atención no es la óptima?—¿por qué los escolares no aprenden en las escuelas?—¿por qué la transportación es mala?—¿por qué la ganadería es un desastre?—¿por qué despedirán a un millón y medio de trabajadores, si la carta magna socialista alega que está garantizada una economía sin crisis?—¿por qué importamos el 80% de los alimentos?—¿por qué el trabajador medio gana menos de 8 céntimos de USD por hora?—¿y por qué culpan al “bloqueo” del descalabro económico, si la miseria sufrida es el resultado de una mala gobernabilidad?—
Del mismo modo, ante las catástrofes naturales, el régimen cubano se ha proyectado como víctima insólita, negando encarecidamente la evaluación de daños por parte de las comisiones estadounidenses para materializar el suministro de ayuda directa a los damnificados—por tanto—con dicha actitud, la gubernatura sólo exterioriza el temor a ser destronada como benefactora, puesto que resulta incuestionable que los cubanos reaccionaran positivamente ante las donaciones norteamericanas—¡por cierto!—entre bambalinas se impone la reluctancia de la jerarquía partidista a tolerar el monitoreo de la SINA en el caso de que se adquiriera novedosas técnicas en la rama de la medicina, puesto que EE UU estipula que sólo suministrará las mencionadas “tecnologías de punta” para que beneficien al pueblo, y no para el uso exclusivo; del turismo internacional, la nomenklatura, o los dirigentes políticos.
Lo cierto es que el embargo, o “bloqueo” (en su versión apocalíptica), hoy por hoy, representa la alambrada que demarca el diferendo entre EE UU, y Cuba, no obstante, tal enfrentamiento no es más que la culminación del proyecto de tesis elaborado por Fidel Castro desde los días de la Sierra Maestra, para influir en la opinión pública mundial a través del dramatizado en los escenarios internacionales del pasaje bíblico de David desafiando a Goliat.
Del mismo modo, no son pocos los que vislumbran al embargo norteamericano como una política obsoleta, cuyo resultado adjunta una formidable justificación al régimen para perpetuarse en el poder, al tiempo que opiniones a contracorriente también cuestionan que si EE UU levanta el “bloqueo” de forma incondicional—¿qué pasará entonces?—con las bayonetas; los piquetes de fusilamientos, las cárceles, las turbas de respuesta rápida, la falta de libertad de expresión, las violaciones de los derechos humanos, y la imposibilidad de fundar un estado de derecho—además—otros aseveran hipotéticamente que si se suprimiera la sanción económica, la contraparte cubana rodaría el segundo capítulo de su patraña consistente en exigir una indemnización de nueve ceros a la derecha.
Al menos 140 países de los 187 que votaron a favor del régimen cubano mostraron en el 2009 un intercambio con EE UU inferior al que sostuvo la isla con la citada potencia—por tanto—ante el desaliento que me ha causado el consenso donde se tantea la opinión pública mundial, me siento estimulado a valorar aún más el juicio de Friedrich Nietzsche, cuando afirmó—“Dios ha muerto”—pero no porque haya dejado de existir, sino porque el hombre vive inmerso en la mentira.

Monumento por muerte insólita


Por: Pablo Méndez


En un parque franqueado por las calles Mazón y Valle en el municipio Plaza de la Revolución, se yergue la estatua de Carlos Aguirre y Sánchez, que según la inscripción del zócalo, fue un ejemplar estudiante universitario que a principio del siglo XX perdió la vida por hallarse en el lugar y momento equivocados.
Lo cierto es que según averiguaciones, Carlos Aguirre hijo del general mambí José María Aguirre, no fue un estudiante “tan ejemplar” como cita el rótulo del monolito, sin embargo, sería incuestionable reconocer que murió a consecuencia de un extraño accidente, puesto que disfrutando de vacaciones en España, cumplimentó su deseo de asistir a una plaza de toros, sin embargo en dicha corrida el matador malogró la estocada sobre el espinazo de la bestia, y esta como respuesta dio un sacudión, expulsó la espada sobre el graderío, y atravesó el cuerpo del joven que bajo la mirada y el asombro de los presentes murió instantáneamente.

Asimismo en el vergel de marras podemos observar otra inscripción con los nombres de aquellos estudiantes universitarios que incubaron sueños a las sombras de sus arboledas, entre los que se destacan: Rafael Trejo, Ramiro Valdés Daussa, y Félix E Alpizar. Igualmente en otro soporte labrado bajo la presidencia del doctor Ramón Grau San Martín, y por conducto de su secretario de obras públicas “Pepe Plazoleta” se apunta oficialmente que dicho parque se nombra Carlos Aguirre. Sin embargo como en otros tantos jardines capitalinos se perpetúa el descuido de sus céspedes; aceras quebradas, y omnipresentes regueros de basura.

Las tribus urbanas

Por: Pablo Méndez
“La nueva sociedad tiene que ser cerrada, autárquica, que secuestra a los habitantes con prohibición de salir, de viajar al extranjero, para evitar el peligro de que regresen contaminados por esos contactos con sociedades sucias”.
Jean-Françoise Revel
Tras la caída del muro de Berlín, el desplome soviético, el fiasco de Castro en sus intentos por convertir a Cuba en una sociedad cerrada como la de norcoreana, el Maleconazo, y el éxodo masivo del 94, el señorío totalitario tuvo que consentir la alternativa de abrir las puertas a los inversionistas extranjeros para evitar la bancarrota—y a través del capital mixto—las lupas de los agentes se centraron en los dividendos que aportaría la industria turística de un país cuya naturaleza fue premiada por Dios; con playas, paisajes, además de un clima envidiable—sin embargo—la tarea de atrapar la atención del turismo internacional y hacer rentable dicha gestión, demandó desde el principio echar abajo aquel púdico cercado perimetral establecido por un socialismo incorruptible—y sin dudas—la perspectiva para multiplicar la utilidades y embolsarse las ganancias a lo fifty-fiity, enfilaron sus miras hacia una jungla sexual inexplorada y repleta de negras; criollas, mulatas, lesbianas y homosexuales, que con sus revoltijos eróticos harían crujir las camas de sus clientes.
Súbitamente el entorno social dio un vuelco sorpresivo. En un abrir y cerrar de ojos, el país fue “dolarizado”, y desde entonces los ciudadanos cobraron el derecho de ingresar a las shooping y adquirir libremente aquellas mercaderías que sólo eran consignadas a los extranjeros—salvo—que para rebautizarnos de consumistas, los cubanos debíamos agenciarnos “el fula” y tácitamente se produjo una estampida desde las fábricas; talleres, hospitales, escuelas, universidades, y todo empleo que apestara a “moneda nacional”—y con rapidez—dicho ejército de desertores se transformó en cuentapropistas; arrendatarios, jineteras, bisexuales, proxenetas, estafadores, traficantes de drogas, policías corruptos, y por vías de hecho nuestra sociedad que se suponía fortalecida por tanto machaque ideológico se contaminó como un ente indefenso.
Asimismo, la generación nacida en las lindes del cambio, comenzó a gozar de todo lo negado a sus predecesores, puesto que podían masticar chicles, comer chocolates, vestir a la moda, poseer electrodomésticos, comer mejor—sin embargo—gozar de tales prerrogativas demandaba un precio, y dicho costo se engastaría en la degradación moral que enseguida penetró por la mismísima puerta delantera de los hogares, y los jóvenes fueron creciendo al tiempo que también percibieron en vivo y en directo el marcaje diferenciado de una sociedad que se tornaba hostil. Mientras tanto, la praxis les enseñó que esforzarse para estudiar y obtener un título profesional o adquirir las habilidades de cualquier oficio con la poster intensión de trabajar y agenciarse un futuro más prospero y más incentivado constituiría para muchos un error garrafal, puesto que cualquier empleado de las llamadas shhoping, o el sector turístico en general, mediante su “trapicheo” ganaba mucho más dinero que cualquier universitario u obrero de alta calificación.
Entonces, el facilismo, más el contacto con la agresividad del medio, entronizó la pervivencia para salvar el socialismo—y como era de esperarse—desaparecieron aquellos formulismos éticos heredados de nuestros abuelos—además— por vía inductiva se impusieron las malas influencias, y lo expongo indistintamente …Puesto que todavía zumba en mis oídos la historia de un joven que cuidó de sus hermanitos en las noches, para que su madre saliera a ejercer la prostitución con el fin de traer en la mañana los “fulas” que agenciarían una economía más holgada a la familia… Y a guiso de conciencia, expongo que dicha historia que corre paralela a otras muchas, nos demuestran lo dañada que está nuestra juventud a consecuencia de las irresponsabilidades de los que se esfuerzan por salvar un sistema político en detrimento de las torceduras del tronco familiar.


La avenida de Los Presidentes o simplemente la calle G, como la mayoría de los habaneros la conoce, desde hace más de una década comenzó a calificarse como un lugar inseguro, puesto que en sus alrededores pululaban grupos de marginales identificados como los “rockeros”, cuyos adeptos frecuentaban el Club Tropical sito en las calles Línea y F en el Vedado—según fuentes anónimas—estos muchachos concurrían a este círculo para congregarse, y escuchar música afín, además de consumir bebidas alcohólicas, y estupefacientes—por cierto—tras concluir sus aquelarres liberaban sus pasiones protagonizando reyertas, inclusive, actos vandálicos entre los que se destaca la destrucción de la estatua de Richard Strauss erigida en el cuchillo de las calles Línea y 11.
Amén de las andanadas de quejas emitidas por los vecinos, que contribuyeron a tensionar aún más el ambiente de la franja vial, los jóvenes persistieron en concentrarse a lo largo del paseo, que en las mañanas, revelaba regueros de preservativos, vacios de medicamentos, botellas, y otras suciedades que bullían en los alrededores de las estatuas presidenciales, entretanto, el gobierno de la capital, muy lejos de hostigar estas concentraciones juveniles como hizo erróneamente en las década de los 60 con los llamados hippies, determinó aumentar la potencia del alumbrado público y al mismo tiempo procedió a cubrir la zona con ringleras de cámaras de vigilancias, incluso, desplegó destacamentos de policías encubiertos y uniformados para mantener el control de la zona.
Según los psicólogos, en el período de la adolescencia que antecede al fraguado de la personalidad, los púberos destapan tendencias a aglutinarse según sus afinidades, y por supuesto, a ello se suma el grado de inflexión en su rebeldía—según los entrevistados—las preferencias actuales son las siguientes:
“los Repas” En sus grupos predominan los negros, son ego-centristas, guapos, “ambientosos”, visten con reluctancia, son extremadamente chabacanos, gustan de asistir a los llamados “bonches callejeros”, sus preferencias musicales se enmarcan en el reggaetón, la salsa, el rap.
“Los miki” Son ostentosos, liberales, tienen la mente abierta, se manifiestan proclives a la moda metro-sexual, les gusta embellecerse, exhiben preferencia por la idiosincrasia europea, sus bandas preferidas son el house, la discoteca.
“Los Frikis” Descuidados, se hacen grelos, en su generalidad lucen tatuajes, y piséis, presumen de ser desagradables, son adictos a las drogas, también son análogos a los rockeros, hippies, y punkis.
“Los Emo” Son deprimidos, exteriorizan una marcada tendencia a la autoagresión, se pintan los ojos, gustan del pelo negro, se hacen peinados asimétricos (el bistec), suelen vestirse como los miki, se ciñen una malla en el antebrazo con el fin de tapar las cicatrices de las autoagresiones, la música afín es el punk.
“Los Dinosaurios” Son Frikies viejos, gustan de la música rock-metal, y son anticuados en el vestir.
“Los Vampiros” Se visten de negro—según ellos—se alimentan de sangre y energía cuando hacen el sexo, algunos se creen licántropos.
“Los Homosexuales” Se aglutinan frente a la cascada del Hotel Nacional, y por lo general concurren a fiestas clandestinas conocidas por “gay-show”—por cierto—para dicho fin, se habilitan teléfonos donde las contestadoras dan las coordenadas de los citados espectáculos, el más famoso fue el “Show de la casa de William” en las inmediaciones del parque Lenin, suerte de divertimento patrocinado por extranjeros y cuya entrada costaba 2 CUC, dicho Club sigue funcionando a pesar de haber sido desarticulado en varias ocasiones por la policía, incluso, cuenta con un servicio de taxis que parte desde el cine Yara y cobra 2 CUC por el traslado. Del mismo modo se efectúan otros gay-shows conocidos como “La fiesta de Lila”, o “La matiné dominical de “Milagros” que son celebrados en—21 y 4—9ª y H—y 13 y E—todos en el Vedado donde la entrada cuesta 1 CUC, y cabe citar que en dichos espectáculos se ofertan cervezas, refrescos, y bebidas alcohólicas. Además, también existen festividades autorizadas en el Café Cantante, y el Club Atelier, y tras concluir estas reuniones los jóvenes se marchan para continuar con sus andanzas en el Malecón o la cafetería de 23 y P en el Vedado, (y reitero que las fuentes me exigen permanecer en el anonimato).
Estadísticamente los jóvenes de la enseñanza media se agrupan en cualesquiera de las citadas “tribus” con la proporcionalidad siguiente: En las especialidades de técnico medio en economía, y gastronomía 80%, informática 90%, deportes 80%, artes 93%, y los pre en el campo 85%. En las universidades las tendencias más estampadas son: “Los miki” predominan en las especialidades de licenciatura en derecho, turismo, economía, estomatología, y lenguas extranjeras. “Los repa” en las licenciatura en farmacología y química, entretanto en el ISPJAE existe una miscelánea, pero en su mayoría son más abiertos. Sin embargo, los más bohemios son los que estudian filosofía, historia, artes y letras, matemática, física, medicina, y computación.
Debido a la desesperanza y el futuro incierto trazado en la isla—tres jóvenes consultados—ven en la inmigración la única formulación de superar el malogro de sus aspiraciones, sin embargo, dos opinan que si ocurrieran cambios estructurales en la economía y en la política cubana no necesitarían abandonar su patria, sin embargo el tercero de ellos se mantuvo reacio a la variante de emigrar. Lo cierto es que después de 50 años de imponerse una sociedad marxista, y autárquica que practicó el aislacionismo con el fin de evitar las contaminaciones con sociedades sucias, dicho resultado se ha revertido con el desove de generaciones en cuyo fuero interno se exacerba el hábito del consumismo, en detrimento de la espiritualidad, y el pensamiento.

Hace más de cincuenta años, Loren Cunninghan un joven misionero que se hallaba en las Bahamas, tuvo un sueño donde elucubró un gigantesco mapamundi desplegado en toda su magnitud, y desde el azul de sus océanos comenzaron a generarse olas y olas de jóvenes cuyos rompientes se extendían sobre las plataformas continentales—dicha experiencia—lo estimuló a fundar JUCUM (juventud con una misión) organización juvenil que ha desandado los confines del mundo para evangelizar a sus pueblos.
A través de su libro ¿Eres tú, señor?, se narran valiosas experiencias—y cito entre ellas—la ocurrida durante los juegos olímpicos de Múnich 72, cuando un comando de la organización terrorista “Septiembre negro” secuestró a los integrantes de la delegación israelita y tras un desenlace fatal que enlutó la fiesta estival del deporte, los jóvenes “jucumeros” comenzaron a entonar alabanzas al Señor para alentar al público concurrente a los estadios, entretanto, las videocámaras enfocaron la imagen de un joven musulmán y otro cristiano estrechando sus manos al tiempo que un guardián comentaba—“ustedes son lo mejor que ha pasado por estos juegos”—Asimismo la organización fundada por el señor Cunningan ha efectuado cruzadas humanitarias en disímiles naciones, y entre ellas se destacan las incursiones a los campos de refugiados de los boat-peoples en Hong-Kong donde hubo millares de personas viviendo en condiciones infrahumanas. Por cierto, hoy por hoy JUCUM tiene 113 bases permanentes, y 70 escuelas en 40 naciones.
Con el predominio de un materialismo cruel—“donde para obtener algo, se requiere que otro lo pierda”—la afectación en el comportamiento de nuestra juventud, no es más que el resultado del adoctrinamiento llevado a cabo por el totalitarismo de corte marxista impuesto violentamente en la isla. Si las generaciones nacidas y educadas tras el triunfo revolucionario de 1959 se drogan; tienen un mal comportamiento social, estafan al prójimo, no valoran el trabajo honrado como método de subsistencia, roban en los centros laborales, se prostituyen, emplean un léxico chabacano y obsceno para expresarse, y se sienten frustrados por la desesperanza, advirtiendo en la inmigración la única solución futurista, simple y llanamente los autócratas tienen que reconocer que no ventilamos el resultado de habernos contaminado con la podredumbre capitalista, sino que están cosechando la acción de haberles ceñido una pañoleta al cuello para incitarlos a idolatrar la imagen de un ícono asesino.

Por tanto, considero que el pueblo cubano está en la obligación de abrirse a JUCUM, además debía demandar que se levante una de sus academias en nuestra isla, puesto que yo—que no soy religioso—ni observo la realidad a través de un vidrio, estoy plenamente convencido que si queremos salvaguardar las actuales generaciones y las subsiguientes, debemos tocar la puerta del Señor que vive en los altos.