lunes, 1 de febrero de 2010

Suerte y Buenaventura


por: Pablo Méndez
Ya se aproximaba el fin de año, y Buenaventura (un jubilado que frisa los 70 años y rechaza las nuevas tecnologías de cajeros automáticos), se levantó temprano para cobrar el monto de su pensión, y para ejercitarse caminó hasta la oficina postal de Línea y Paseo. Al llegar, se acodó en el mostrador para solicitar el pago de su cupo, y sin rodeos la empleada le comunicó que tal gestión era imposible de efectuar debido a que las computadoras confrontaban problemas técnicos, por tanto, desarropando una sonrisa, lo “catapultó” para un CADECA casa de cambio situada en las proximidades del citado correo. A la sazón, Buenaventura asumió deportivamente la adversidad—y después de embelesarse con una mulata que envolvió los ciclones del Caribe en su cuerpo—cruzó la calle con una carrerita, y tras arribar al CADECA el custodio también lo “bateó” debido a que la oficina permanecería arqueando cajas todo el día. Enseguida sacudió la cabeza para contar hasta 40, masculló su desaprobación, y orientó su proa hacia la sucursal bancaria donde centenares de personas alargaban un gigantesco tumulto. Sin embargo, antes de “conquistar el ultimo”, creyó prudente preguntar si aquella monstruosidad de “cola” también incluía la gestión que se disponía a efectuar, y cuando empujó la puerta fue abordado por un Yeti que sin articular palabra, levantó el brazo para señalarle el final de la fila. Entonces Buenaventura se cabreó, se sintió maltratado, maldijo mil veces la ancianidad de porra que le deparaba el destino después de 45 años de trabajo, dio cuatro patadas en el piso y se marchó de vuelta a casa, al tiempo que estiró un resbalón sobre un excremento de perro que por poco lo tumba de bruces. Cargado de ira, y después de soltar algunas palabrotas a favor de la sociedad protectora de animales fregó el zapato en el césped de un parterre, y un transeúnte que irrumpió mostrando una sonrisa de oreja a oreja, le exclamó — ¡Eso da suerte compadre!— ¡le va a entrar dinero!—. Y Buenaventura levantó la cabeza, buscó los ojos del jodedor, y soltó una carcajada para no mandarlo pal c….

No hay comentarios:

Publicar un comentario