lunes, 27 de septiembre de 2010

Monumento a Evita


Por: Pablo Méndez

Erigieron en el parque Villalón, sito en Calzada y D en el Vedado un monumento dedicada a la ex-primera dama argentina María Eva Duarte de Perón (1919-1952) política y actriz argentina, que tras la investidura de su esposo, el coronel Juan Domingo Perón como presidente de la república desde (1946-1955) fungió como iconoclasta de “Los descamisados”, y al mismo tiempo desempeñó un papel destacado como enlace entre el gobierno y los sindicatos además de crear una Fundación de ayuda social. Sin embargo, fue tildada de demagoga, y populista por parte de sus oponentes, entre ellos, la cantante de tangos Libertad Lamarque, que dicho sea de paso, fue obligada a marchar al exilio en 1947. El misterio sobre el paradero de su momia se extendió por más de 23 años hasta que fue retornada a Buenos Aires por orden de la entonces presidenta Isabel Martínez de Perón.
El sencillo monolito—al parecer—sería develado por la actual mandataria de la nación Argentina Cristina Fernández de Kitchner, puesto que su nombre rubrica la dedicatoria “Al Pueblo Cubano” con fecha 9 de septiembre de 2010. Lo cierto es que para levantar este sencillo monumento se requirió de una inexplicable nómina de alrededor de 15 constructores que durante varios días laboraron auxiliados por una hormigonera y un camión de volteo.

Del cuentapropismo y otros demonios


Por: Pablo Méndez

Capitulo VII
DERECHOS, DEBERES Y GARANTÍAS FUNDAMENTALES
ARTÍCULO 45. El trabajo en la sociedad socialista es un derecho, un deber y un motivo de honor para cada ciudadano.
El trabajo es remunerado conforme a su calidad y cantidad; al proporcionarlo se atienden las exigencias de la economía y la sociedad, la elección del trabajador y su aptitud y calificación; lo garantiza el sistema económico socialista, que propicia el desarrollo económico y social, sin crisis, y con ello ha eliminado el desempleo y borrado para siempre el paro estacionario llamado “tiempo muerto”.
Constitución de la República de Cuba

“La burocratización anima al aparato a proteger sus propios intereses, y a olvidar los intereses de los ciudadanos”
C. Northcote Parkinson (erudito británico de la economía, y la burocracia)

Asimismo, el régimen castrista se propone desinflar el subempleo, despidiendo al 25 % de su fuerza laboral, por tanto, medio millón de trabajadores recogerá sus matules en el primer trimestre del 2011 en un despido masivo que alcanzará la cifra de 1,2 millones de cesanteados—por cierto—considero que se revelará como un acontecimiento sin precedentes en la historia de la isla caribeña—además—la agricultura, la construcción, y los cuerpos policiales, serán las únicas opciones laborales para todos aquellos que rechacen la oferta de convertirse en trabajadores cuentapropistas, y persistan en proseguir laborando bajo la tutela estatal. Lo cierto es que la aplicación de las antemencionadas medidas con el fin de sanear la incurable economía cubana, han enterrado en el cemento los dogmas populistas que empotraron en el poder a Fidel Castro, cuando en el preludio de la revolución, hizo resonar románticamente en las orejas de todos aquellos que les aclamaban, las promesas de un empleo seguro, más una economía socialista fortalecida y al mismo tiempo libre de crisis.
No obstante se repiten las pifias del proceso socialista embutido en la isla desde hace 51 años a fuerza de bayonetas; palos, cabillas, cables, turbas de respuesta rápida, y todas las salvajadas diametralmente opuestas a la razón, y según—la vox pópuli—continuarán avaladas por una casta parlamentaria chapada como una cofradía de ineptos, puesto que su composición mayoritaria de agrimensores; obreros, directivos, músicos, artistas, oficiales de las FAR y el MININT, sólo sugieren en el cenáculo del Poder Popular, aquellas enmiendas agradables a las escuchas del señorío totalitario.
En el periódico Granma, el viernes 24 de septiembre, se publicó la primera parte de un articulo relacionado con las nuevas medidas, donde se anuncian las variantes empresariales y otros 178 oficios que podrán ejercerse por parte de los futuros cuentapropistas, también se abren las puertas a la libre contratación de empleados, y aunque no se hizo mención a las tasas de impuestos—según otras fuentes—dichos gravámenes oscilarán entre el 35%, y 10% además de un 25% de los ingresos destinados a los gastos de seguridad social. También se menciona en sus parrafadas, que los bancos otorgarán créditos a los que dispongan establecer algún que otro negocio, y de la misma manera se machacó el “respaldo legal” otorgado por la Constitución Socialista a todas estas medidas.
—“Yo continuaré trabajando por la izquierda”— (me ratificó Francisco, un herrero clandestino) —“La gente no tiene dinero, contratan pocos trabajos, y la mier… que gano no me alcanza ni para comer”—
—“Tengo miedo a que se exacerbe la delincuencia con tantos desempleados”— (reflexionó Felipe un jubilado de 80 años)
—“El gobierno tendrá que cambiar sus mecanismos para fiscalizar a los cuentapropistas, todos sabemos que la mayoría de los auditores son unos corruptos”— (Roli, médico)
—“Los que hicieron esta ley son unos estúpidos”— (citó Roberto un ingeniero en transportes) — “¿Cómo le van a cobrar impuestos a una persona que se dedique a cuidar enfermos?, ¿acaso no se dan cuenta que lo único que lograrán, será encarecer sus servicios?, además, si alguien instala una pequeña empresa, y al mismo tiempo promociona una cierta cantidad de empleos, ¿cómo es posible que lo expriman con más impuestos, si dicho ciudadano esta ayudando al país?, por otra parte, es inverosímil que el estado exija a los cuentapropistas, una tasa tributaria superior al salario que devengaban"—
—“¡Estos locos quieren cobrarme impuestos por la materia prima que vendo en el punto de entrega!”—(me puntualizó Lázaro, alcohólico, buzo, y busca vida) —“¡Que se jodan, ahora no llevaré ná y me buscaré los pesos por otra vía!”—
— ¡Viva Fidel! ¡Viva Raúl!— (exclamó Manuela responsable de vigilancia del CDR)
—“La gente está escéptica, veo tan poco entusiasmo que puedo asegurarles sin temor a equivocarme que estas medidas engrosarán los fracasos del gobierno”— (apostilló María del Carmen, ama de casa)
—“Tú verás, como los bancos sólo le otorgarán créditos a “los integrales”, por esas porquerías y trabas que ellos inventan”— (me comentó Hipólito, jubilado, y barrendero)
Otros comentarios callejeros aluden que la medida más urgente que debería acometer el estado en su afán por sanear la economía, sería la de abolir el gravamen impuesto al dólar a favor del CUC (peso convertible cubano), y mayoritariamente creen que deberían acabar de una vez con la dualidad monetaria, aunque sería recomendable—según algunos críticos—dolarizar nuevamente el país, con el fin de establecer la circulación de una moneda fuerte, y al mismo tiempo estimular la inversión extranjera—cuya vuelta atrás—de seguro, encontraría una fuerte oposición por parte del ex-gobernante Fidel Castro, que institucionalizó tal medida por decisión propia, después de ser respaldado por la bonanza económica que le proveyó la virtual consolidación en el poder de su amigo, el presidente bolivariano Hugo Rafael Chávez Frías.
Según mi enfoque personal, creo que el régimen está ensamblando de forma subrepticia las condiciones para fundar un “sector privado” libre de las sanciones de la ley Helms-Burton, con la finalidad de que sus nichos reciban inyecciones crediticias, y por vía inductiva oxigene en algo la economía, puesto que se hace evidente que el futuro del proceso bolivariano no está garantizado, y a consecuencia de tal incertidumbre, el sistema socialista que Raúl y sus incondicionales pretenden salvar, tampoco está exceptuado del peligro de irse a pique.
Y como colofón a esta descarga de realidades y utopías, evocaré un fragmento escrito por el señor Fidel Castro en su libro “La Historia me Absorberá”

(…) “Este pueblo había sufrido mucho y si no era feliz, deseaba serlo y tenía derecho a ello. Lo habían engañado muchas veces y miraba el pasado con verdadero terror. Deseaba un cambio, una mejora, un avance, y lo veía cerca. Toda su esperanza estaba en el futuro”.

lunes, 20 de septiembre de 2010

La trifulca de los estudiantes pakistaníes




Por: Pablo Méndez

Por el canal Mega TV , y a través del programa María Elvira live, se revelaron imágenes de tropas antimotines del MININT portando fusiles AK-47, bayonetas caladas, perros, etc., dispuestos a disolver una rebelión de estudiantes pakistaníes en la escuela internacional de medicina Máximo Santiago Haza, ubicada en el municipio Jagüey Grande de la provincia Matanzas.
El hecho acontecido el 7 de abril del año en curso fue publicado en este blog, con fecha 11 de Abril, bajo el titulo de “Encontronazo con el Talibán” y fue elaborado en base a una información llegada en—off record—y acorde al testimonio de una joven pakistaní cuyo novio era una de los cabecillas de la sublevación, argumentando a través de su alegato que las causales para recurrir a la violencia como método de protesta fueron provocadas por la inactividad a que estaban sometidos desde septiembre del 2009, puesto que los estudiantes de 2º año debían ser ubicados, según sus planes de estudios, en distintos hospitales de la región central del país para realizar sus prácticas , sin embargo, sus reclamos eran desoídos por las autoridades—agregando a su historia—las contradicciones entre la realidad y los videos promocionales rodados por los funcionarios de la embajada cubana en su país, con el fin, de llevar a cabo un “programa de ayuda humanitaria” mediante el otorgamiento de becas, y con ello, lavar la imagen de violador de los derechos humanos que la opinión publica mundial, y los organismos internacionales le han endilgado al régimen de la Habana.
Los estudiantes sublevados; tomaron rehenes, quemaron colchones, lanzaron televisores desde los balcones, mancharon paredes con grafitis, y se proponían hacer estallar un voluminoso tanque de gas licuado que abastecía a la cocina del plantel, por tanto, el esfuerzo del régimen para establecer el orden a través de los destacamentos antimotines—no hubiera trascendido—si en dicho lance no hubieran empleado fusiles con bayonetas caladas, para disolver a un grupo de estudiantes desprovistos de armas de fuego.
En Cuba, una de las imágenes más explotadas por los medios para vilipendiar el capitalismo, son las reproducciones de reyertas entre antimotines y manifestantes que suelen acontecer en otros países que ejercitan la libre expresión, y por conducto de los vídeos se proyectan en nuestras pantallas con lujo de detalles las furias de las turbas que frecuentemente lanzan pedradas, y hasta cocteles molotov contra las líneas de polizontes, sin embargo, hemos comprobado que los pertrechos utilizados por tales destacamentos son: cachiporras de goma; escudos plásticos, gases lacrimógenos, vehículos con cañones de agua, y balas de gomas entre otros.
Lo cierto es que las tropas anti motines cubanas empuñaron fusiles de asalto con bayonetas caladas durante la trifulca, y tal acción, nos evidencia que las ordenes encomendadas tenían matices drásticos—o sea—es probable que existiera el mandato de disparar, o clavar las citadas bayonetas, si las circunstancias así lo exigían para someter a este grupo de jóvenes sublevados, exteriorizando de esta forma desconfianza hacia la efectividad de los cuerpos especializados del MININT, muchos de los cuales practican y dominan novedosas técnicas de artes marciales, pero tras los sucesos del “Maleconazo” acontecidos en 1994 y según el criterio de algunos especialistas, se comprobó que de nada sirve el dominio de tales habilidades frente a las pedradas o los objetos contundentes lanzados desde todas partes. Aunque también se hizo evidente la maquinación del régimen por aplacar los disturbios con urgencia y evitar de esta forma que no trascendiera a los medios informativos, y en su afán por ocultarlo, desconectó la telefonía celular de los municipios colindantes incluyendo la zona turística de Varadero.
Además se destapa la discapacidad del equipo que asume la dirección del mencionado programa de becas, puesto que la idiosincrasia de los educandos de otras latitudes, que incluso practican otras religiones y costumbres los mueven a valuar las “promesas” de un modo más intransigente, y no están habituados a recibir “muelas”; “peloteos”, y “vaselina” cuyos subterfugios se utilizan abusivamente por parte de los directivos cubanos.Por tanto—yo supongo—que la imagen sembrada por nuestros médicos tras el terremoto que azotó a la República Islámica de Pakistán, haya sufrido un radical deterioro después de iluminarse a través de las pantallas este vídeo, y hacerse públicas las declaraciones de los jóvenes estudiantes de medicina que la dictadura pretendía adoctrinar mediante sus programas de becas.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Ahora va, por el Nobel de la Paz


Por: Pablo Méndez

Aproximadamente dos meses atrás, las tertulias callejeras se centraban en los desabastecimientos que impedían servir las mesas de nuestras casas, y un alto por ciento se sumergía en los debates para cuestionar la capacidad y las políticas concernientes a la administración heredada por Raúl Castro y su gabinete—sin embargo—con la vuelta de Fidel para llenar la vacante en el podio populista, se ha trastrocado la agenda de comentarios hacia el inminente peligro de una conflagración mundial.
Asimismo, los cubanos pedestres han soslayado su preocupación por los boniatos, frijoles, arroz, transporte, y las techumbres que cubren sus cabezas, y presas del temor, miran hacia la vastedad del espacio por donde aparecerán los misiles que pondrán a prueba las redes de túneles cavadas durante décadas para protegernos de las armas de exterminio masivo, y a guiso de preocupación, no son pocos los que comentan:—“Oyeee, la cosa está mala, en cualquier momento por allá, por Irán revienta la 3ª guerra mundial”—“¡Ñooo caballeros! qué malos son los judíos”—y para exacerbar aún más los ánimos, un spot televisivo transmitió la imagen de un Babalawo solicitando paz.

Del mismo modo Fidel Castro presidió una multitudinaria concentración de estudiantes llevada acabo en el frontis de la Universidad de la Habana, y después de hacer un bosquejo histórico de su ingreso a la facultad de derecho en 1945, volvió a machacar sus premoniciones sobre el Apocalipsis Now, y al mismo tiempo presentó su “rechazo” a las formulaciones belicosas para solucionar los diferendos entre naciones—no obstante—lo paradójico de toda esta cruzada circense, es que dicho protagonista no hizo mención a su perfil biográfico desde su etapa estudiantil, cuando estuvo vinculado a grupos gansteriles que pulularon por las calles habaneras, con posterioridad propició el asalto al cuartel Moncada, luego encabezó un alzamiento guerrillero con el fin de desencadenar una guerra civil donde la acción terrorista fue materializada por conducto de los bombazos, a consecuencia de ello tomó el poder, e instauró una dictadura que fusiló y empotró en las cárceles a todo aquel que exigía democracia, luego aprobó la instalación de baterías de misiles estratégicos en suelo cubano, sugirió a la URSS adelantarse y propinar el primer golpe nuclear contra EE UU sin valuar que dicho lance acabaría con la humanidad, más adelante organizó guerrillas en el continente latinoamericano cuyas remanencias aún desangran a sus pueblos, igualmente exportó revoluciones hacia el continente africano con el consabido saldo de muertes cobradas por tales aventuras, y a dueto con el presidente Ahmadinejab se jactaron de que:—“ Irán y Cuba, pondrán de rodillas a EE UU”—

Entretanto, la vox pópuli augura que el señor Castro—a pesar de los pesares—y presa de ciertos delirios egocéntricos, ambiciona una nominación para el premio Nobel de la Paz del año en curso.

El arcángel vestido de verde olivo


Por: Pablo Méndez

Corría la segunda mitad de los 80, ya se había destimbalado Chernóbil, la Glasnov desarropaba las montañas de cacas de la cúpula soviética a través de la revista Sputnik, entretanto, Radio Martí con sus articularios de Cuba sin Censura” centraba los debates en los centros de trabajo, donde a hurtadillas, machacábamos las informaciones que durante décadas nos ocultó el régimen comunista—por cierto—inmerso en aquel contexto, llegó el día de mi cumpleaños, y por iniciativa de mi esposa desatamos un modesto “fetecún” en casa de una pareja de amigos, comprando; ron, limones, hielo, un poco de azúcar, al tiempo que una doble-casetera reproducía música contemporánea. De la misma manera nuestra inversión se trasmutó en alegría y andanadas de Daiquiris, hasta que la botella tocó fondo, y los hombres resolvimos ir por otra, nos precipitamos escaleras abajo hasta que se esfumaron los escalones, se explayó la calle Factoría con su tufo alquitranado, y simultáneamente el cañonazo de las nueve punteó nuestra arrancada con destino a la Casa de los Vinos. Al llegar, nos apoyamos en la barra para demandar el servicio del bar-man, y de súbito, fuimos abordados por un capitán del ejército que después de darse un cañangazo, se mostró muy comunicativo con nosotros.
— ¡Eeeeh! ¿Y ustedes pueden beber con uniforme?—le preguntó con extrañeza mi amigo, y él elevó los hombros abatió la cabeza para echar un vistazo a sus charreteras, y le contestó:
— ¡Esto es una mier…!
—Ufffff— nos miramos, y exteriorizamos desconfianza, por tanto, y mediante el ejercicio de una contraseña, tomamos la resolución de “embarajarle el tiro”, pero nuestro interlocutor volvió a acodarse en una esquina del tablero sin manifestar resquemores por nuestro cambio de actitud, y soslayó la mirada para musitarnos:
—Es que… me voy a morir—El bar-man colocó la botella sobre la barra, pagamos el importe, y yo la descorché para brindarle un trago como gesto de reparación, sin embargo, el capitán con un ademán calmoso rechazó mi oferta.
— ¿Por qué te vas a morir?—Le pregunté, y desabrochó su camisa para revelarnos un torso similar a una colchoneta atiborrada de costuras, y hoyos cicatrizados.
— Allá en Angola me descoj… los riñones…—profirió, y tras espantarse lo que le que quedaba del trago, le indicó al dependiente que le sirviera otro. Mi amigo palpó mi hombro para recordarme que las jevas nos esperaban, y yo le rogué que me concediera unos minutos.
— ¿Cómo te metieron esos plomazos?
—Fueron los Cuachas
— ¿Los Cuachas?
—Sí, la gente de la UNITA—Después de mojarse la boca con otro cañangazo, el hombre nos relató como cayeron en una emboscada, y les mataron a un compañero—Pero no sólo eso…Los muy cabrones, cargaron con el cadáver le cortaron la cabeza, y la arrojaron en el camino como señuelo para que le siguieran el rastro, entretanto, el mando superior ordenó rescatar el cuerpo del soldado caído… Entonces, seguimos tras ellos, y de la misma manera reaparecían como espectros para tirotearnos, al tiempo que continuaban desmembrando sus pedazos para arrojarlos en un sendero que se hacía perceptible por el reguero de sangre, y cuya estrategia nos precisó a desplegarnos por los lugares más proclives a que nos atacaran, y en la refriega nos mataron 5 hombres, y yo salvé el pellejo, no sé ni cómo…
—… ¡Coño, que hijos de puta son esos negros¡—exclamó mi amigo.
— ¡Hijos de puta fuimos nosotros, que invadimos su país!—contestó el capitán, y con un brusco ademán concluyó la tertulia para recordarnos que nuestras jevas nos esperaban. Salimos a la calle, y antes de despedirnos, aferró sus manazas en nuestros hombros, y nos aconsejó con presteza:
—“Por ningún concepto acepten ir a Angola”— luego se volteó, y dando tumbos usurpó el medio de la calle al tiempo que la oscuridad de Jesús María se lo tragó de bocado.
Después de aquel cumpleaños, transitaron varios meses, y yo sonreía entusiasmado con la noticia que mi hija ya nadaba como un guajacón en el útero de mi esposa—pero mi regocijo se fue a pique—cuando un aguafiestas del comité militar irrumpió en el umbral de nuestra casa portando un citatorio. Asimismo en fecha señalada concurrí al sótano de un edificio de 12 plantas emplazado en la calle “20 de Mayo”, al llegar, me adentré en la profundidad de la galería donde una docena de jóvenes convocados se repantigaban en los bancos, y al acercarme, un ex-compañero de secundaria saltó del asiento tan pronto me reconoció, y enseguida nos abrazamos y rompió un diálogo donde nos actualizamos mutuamente del camino recorrido desde aquellos tiempos, cuando los anocheceres nos sorprendían dando brincos para meter rebotes en una canasta de básquetbol.
Trascurrido un cuarto de hora después de mi llegada, asomó un Mayor, llamó al primero, y tras varios minutos el joven retornó al pasillo trayendo unos documentos. Enseguida uno de los presentes inquirió— ¿para qué?—él respondió haciendo un avioncito con la mano, y el referido gesto produjo un estallido de murmuraciones, al tiempo mi amigo me comentó: —“Estoy obligado a montarme en el avión, puesto que de lo contrario me archivarán un papelón en el expediente, y no podré levantar cabeza por el resto de mi vida”—sin embargo, yo permanecí en silencio para no echar comidilla a los chivatientes que se escurren por todas partes.
En un santiamén escuché mi nombre, y cuando asomé por el cubículo, ya el Mayor me esperaba. Me invitó a sentarme; nos saludamos, y con prontitud desarropó una rutilante peineta de dientes blancos para preguntarme por la familia; el trabajo, la casa, y el copón divino, después insistió varias veces en conocer si yo tenía habilidad para reparar equipos de radio—le reiteré que no—y también le manifesté mi impaciencia para que fuera al grano.
— ¿Está dispuesto a cumplir una misión internacionalista?
— ¡No!— el Mayor escondió la peineta de dientes tras un zipper de labios
— ¿Tiene algún problema familiar?
—No.
—Entonces, ¿cuál es el inconveniente?
— Ninguno, simple y llanamente ustedes no me están convocando para defender a mi patria, sino para hacer la guerra en otro país, por tanto, le sugiero que no pierda más su tiempo que mi respuesta es no.
Me incorporé, abrí la puerta, me despedí de mi amigo por última vez. Años más tarde regresó envasado en un cofre de madera y su vacío afectó tanto a su progenitora que de golpe perdió la razón—y según me contaron—hoy por hoy deambula por las calles enfrascada en una envoltura de diálogos consigo misma, y yo, reconozco que mi vida cambió, y me convertí en un renegado incapaz de progresar en cualquier institución estatal—¡claro está!—avalado por las consecuencias de tal estigma, pero de cierto modo adquirí la fuerza moral para criticar las guerras—vengan de donde vengan—porque en carne propia sufrí la angustia de integrar la nómina de los excluidos por oponerme a invadir otros pueblos y establecer en ellos regímenes totalitarios a imagen y semejanza del nuestro.
El tiempo ha pasado—ya soy un cincuentón—y este último día de mi cumpleaños fui al teatro, me acomodé en la platea y me dispuse a recibir el regalo de mi hija que consistía en dedicarme su actuación. Mi esposa estrechó mi mano, y cuando “la niña” empezó a cantar, la tensión emocional contrajo de tal modo nuestros dedos al punto de fundir nuestras carnes en un solo amasijo—porque desde su nacimiento—la familia que fundamos se ha mantenido unida tanto en la desventura, como en la bienaventuranza —y todo gracias a Dios—y por qué no también, a aquel arcángel vestido de verde olivo que exactamente 22 años atrás, me regaló un consejo y luego se esfumó para siempre en la oscuridad de Jesús María.