lunes, 12 de julio de 2010

El joven Elián González


Por: Pablo Méndez


Elián ya no es aquel pequeño que sobrevivió de un naufragio, hoy por hoy es un joven de 16 años que suele tener contacto social, y está en capacidad de hacer razonamientos, observar la realidad del entorno—y por consiguiente—podría evidenciar los propósitos que llevaron a su madre a tomar la arriesgada decisión de huir a Miami. Probablemente ya no memorice, su despertar en medio del océano y con ello, el fatídico descubrimiento de que su progenitora ya no estaba a su lado—tal vez el Señor resolvió—no agregar a su traumatismo emocional la agonía de aquella madre devorada por los tiburones, y cuya existencia ha sido relegada al olvido—al menos—no tengo noticias de que su hijo haya homenajeado tal sacrificio con el lanzamiento de una flor sobre las aguas que conforman su sepultura.
Ahora Elián se ha convertido en un símbolo viviente del régimen. Su anatomía representa aquella estrepitosa batalla ganada a la “gusanera de Miami”, y con él reproducimos en nuestras memorias, las marchas combatientes; los cánticos, los discursos, y las inseguridades de su padre ante las videocámaras tratando de ocultar la inobjetable evidencia de que tan pronto regresara a Cuba su hijo formaría parte de un inventario estatal que desde entonces lo vigila con constancia, lo aísla, y al mismo tiempo le rodea de una casta adoctrinada, cuyo circulo de amistades excluye a todos aquellos contemporáneos que cuestionan la realidad social donde perviven, y al mismo tiempo ven allende los mares la posibilidad de desarrollarse fuera de la agobiante mezquindad del socialismo. En la actualidad, Elián estudia en la Escuela Militar Camilo Cienfuegos, es militante de la UJC, ocupó un escaño en el último congreso de la citada organización, y en fecha reciente concurrió acompañado por el general Raúl Castro a la misma catedral episcopal que le dio la bienvenida hace 10 años, para escuchar los bramidos de Satán ante una congregación de impíos que niegan públicamente la existencia de Dios.
No obstante, y aunque Elián representa un símbolo de victoria para el régimen, también puede representar un riesgo, si sus razonamientos futuros lo llevan a descorrer la cortina que limita su perspectiva, y por obra y gracia de las crudas realidades expuestas en nuestro contexto, pueda sufrir esa metamorfosis ideológica que lo convierta en detractor de ese verdugo llamado “Revolución” cuya cimitarra ha truncado el futuro de tantos cubanos por más 50 años. Paradójicamente, la corte de justicia norteamericana que priva de la patria potestad a padres drogadictos, violentos, y abusadores, no contempló la irresponsabilidad de un padrón que entregó a su hijo como cautivo de la dictadura.

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