lunes, 13 de diciembre de 2010

Cuando un ciego sigue a otro ciego


Por: Pablo Méndez

Decenas de miles de personas acudieron a las municipalidades de Trabajo y Seguridad Social para solicitar licencias de cuentapropistas. Sin embargo, la decisión de abandonar el trabajo clandestino para integrarse a la legalidad, le ha quitado el sueño a una familia capitalina.
Jesús Martínez, y Dalia Pons, componen un matrimonio y conviven con su hijo Iuger, su nuera Marlenis, y su nieto Heiner, residen en la calle 178 edificio Nº 36 910 reparto Mulgoba, Municipio Boyeros en Ciudad Habana, y dicha familia posee una característica sui géneris, todos son ciegos excepto Jesús, por ello han recibido el auxilio social del estado, que les otorgó una vivienda; le instaló un teléfono, favorecieron a Dalia con una pensión, y al mismo tiempo le proporcionaron una domestica estatal para que le ayude en los quehaceres hogareños.
Jesús, un jubilado y comunista “de cinta negra cuarto dan” (según alegó un vecino que pidió mantenerse en el anonimato), trabajaba clandestinamente como mecánico de bicicletas, mientras su hijo Iuger vendía productos industriales como “merolico”.
Padre e hijo convinieron legalizarse, acudieron a las oficinas de Trabajo y Seguridad Social, formularon las solicitudes, y con brevedad se les entregó sus respectivas licencias, pero 24 horas después la domestica estatal que les ayudaba fue retirada de su apartamento. Entonces, Dalia tras confirmar la medida, y presa de estupor, acudió a las oficinas del ANCIDV (Asociación Nacional de Ciegos y Débiles Visuales) para demandar una respuesta, pero 24 horas más tarde otra sentencia cancelaba su pensión.
“Cuando un ciego sigue a otro ciego, los dos se caen en el hoyo” apunta un versículo del Evangelio, pero la enseñanza de Jesús de Nazaret no influyó en la decisión de su tocayo, quién aún mantiene la posición de—“yo actúo de forma correcta, y el estado tiene toda la razón”—entretanto, la familia se cuestiona quien es el más ciego de todos, si Jesús, que continua tapando sus ojos con una venda, o el resto de la familia que sufre la cruenta enfermedad.
El hecho causa repulsa hacia los autores del veredicto, demostrándose que mientras el régimen se proclama campeón del humanismo inundando la Amazonía con legiones de médicos, en la isla, son capaces de apretar tuercas a una desdichada familia de ciegos.

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