lunes, 13 de septiembre de 2010

Ahora va, por el Nobel de la Paz


Por: Pablo Méndez

Aproximadamente dos meses atrás, las tertulias callejeras se centraban en los desabastecimientos que impedían servir las mesas de nuestras casas, y un alto por ciento se sumergía en los debates para cuestionar la capacidad y las políticas concernientes a la administración heredada por Raúl Castro y su gabinete—sin embargo—con la vuelta de Fidel para llenar la vacante en el podio populista, se ha trastrocado la agenda de comentarios hacia el inminente peligro de una conflagración mundial.
Asimismo, los cubanos pedestres han soslayado su preocupación por los boniatos, frijoles, arroz, transporte, y las techumbres que cubren sus cabezas, y presas del temor, miran hacia la vastedad del espacio por donde aparecerán los misiles que pondrán a prueba las redes de túneles cavadas durante décadas para protegernos de las armas de exterminio masivo, y a guiso de preocupación, no son pocos los que comentan:—“Oyeee, la cosa está mala, en cualquier momento por allá, por Irán revienta la 3ª guerra mundial”—“¡Ñooo caballeros! qué malos son los judíos”—y para exacerbar aún más los ánimos, un spot televisivo transmitió la imagen de un Babalawo solicitando paz.

Del mismo modo Fidel Castro presidió una multitudinaria concentración de estudiantes llevada acabo en el frontis de la Universidad de la Habana, y después de hacer un bosquejo histórico de su ingreso a la facultad de derecho en 1945, volvió a machacar sus premoniciones sobre el Apocalipsis Now, y al mismo tiempo presentó su “rechazo” a las formulaciones belicosas para solucionar los diferendos entre naciones—no obstante—lo paradójico de toda esta cruzada circense, es que dicho protagonista no hizo mención a su perfil biográfico desde su etapa estudiantil, cuando estuvo vinculado a grupos gansteriles que pulularon por las calles habaneras, con posterioridad propició el asalto al cuartel Moncada, luego encabezó un alzamiento guerrillero con el fin de desencadenar una guerra civil donde la acción terrorista fue materializada por conducto de los bombazos, a consecuencia de ello tomó el poder, e instauró una dictadura que fusiló y empotró en las cárceles a todo aquel que exigía democracia, luego aprobó la instalación de baterías de misiles estratégicos en suelo cubano, sugirió a la URSS adelantarse y propinar el primer golpe nuclear contra EE UU sin valuar que dicho lance acabaría con la humanidad, más adelante organizó guerrillas en el continente latinoamericano cuyas remanencias aún desangran a sus pueblos, igualmente exportó revoluciones hacia el continente africano con el consabido saldo de muertes cobradas por tales aventuras, y a dueto con el presidente Ahmadinejab se jactaron de que:—“ Irán y Cuba, pondrán de rodillas a EE UU”—

Entretanto, la vox pópuli augura que el señor Castro—a pesar de los pesares—y presa de ciertos delirios egocéntricos, ambiciona una nominación para el premio Nobel de la Paz del año en curso.

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