lunes, 27 de septiembre de 2010

Del cuentapropismo y otros demonios


Por: Pablo Méndez

Capitulo VII
DERECHOS, DEBERES Y GARANTÍAS FUNDAMENTALES
ARTÍCULO 45. El trabajo en la sociedad socialista es un derecho, un deber y un motivo de honor para cada ciudadano.
El trabajo es remunerado conforme a su calidad y cantidad; al proporcionarlo se atienden las exigencias de la economía y la sociedad, la elección del trabajador y su aptitud y calificación; lo garantiza el sistema económico socialista, que propicia el desarrollo económico y social, sin crisis, y con ello ha eliminado el desempleo y borrado para siempre el paro estacionario llamado “tiempo muerto”.
Constitución de la República de Cuba

“La burocratización anima al aparato a proteger sus propios intereses, y a olvidar los intereses de los ciudadanos”
C. Northcote Parkinson (erudito británico de la economía, y la burocracia)

Asimismo, el régimen castrista se propone desinflar el subempleo, despidiendo al 25 % de su fuerza laboral, por tanto, medio millón de trabajadores recogerá sus matules en el primer trimestre del 2011 en un despido masivo que alcanzará la cifra de 1,2 millones de cesanteados—por cierto—considero que se revelará como un acontecimiento sin precedentes en la historia de la isla caribeña—además—la agricultura, la construcción, y los cuerpos policiales, serán las únicas opciones laborales para todos aquellos que rechacen la oferta de convertirse en trabajadores cuentapropistas, y persistan en proseguir laborando bajo la tutela estatal. Lo cierto es que la aplicación de las antemencionadas medidas con el fin de sanear la incurable economía cubana, han enterrado en el cemento los dogmas populistas que empotraron en el poder a Fidel Castro, cuando en el preludio de la revolución, hizo resonar románticamente en las orejas de todos aquellos que les aclamaban, las promesas de un empleo seguro, más una economía socialista fortalecida y al mismo tiempo libre de crisis.
No obstante se repiten las pifias del proceso socialista embutido en la isla desde hace 51 años a fuerza de bayonetas; palos, cabillas, cables, turbas de respuesta rápida, y todas las salvajadas diametralmente opuestas a la razón, y según—la vox pópuli—continuarán avaladas por una casta parlamentaria chapada como una cofradía de ineptos, puesto que su composición mayoritaria de agrimensores; obreros, directivos, músicos, artistas, oficiales de las FAR y el MININT, sólo sugieren en el cenáculo del Poder Popular, aquellas enmiendas agradables a las escuchas del señorío totalitario.
En el periódico Granma, el viernes 24 de septiembre, se publicó la primera parte de un articulo relacionado con las nuevas medidas, donde se anuncian las variantes empresariales y otros 178 oficios que podrán ejercerse por parte de los futuros cuentapropistas, también se abren las puertas a la libre contratación de empleados, y aunque no se hizo mención a las tasas de impuestos—según otras fuentes—dichos gravámenes oscilarán entre el 35%, y 10% además de un 25% de los ingresos destinados a los gastos de seguridad social. También se menciona en sus parrafadas, que los bancos otorgarán créditos a los que dispongan establecer algún que otro negocio, y de la misma manera se machacó el “respaldo legal” otorgado por la Constitución Socialista a todas estas medidas.
—“Yo continuaré trabajando por la izquierda”— (me ratificó Francisco, un herrero clandestino) —“La gente no tiene dinero, contratan pocos trabajos, y la mier… que gano no me alcanza ni para comer”—
—“Tengo miedo a que se exacerbe la delincuencia con tantos desempleados”— (reflexionó Felipe un jubilado de 80 años)
—“El gobierno tendrá que cambiar sus mecanismos para fiscalizar a los cuentapropistas, todos sabemos que la mayoría de los auditores son unos corruptos”— (Roli, médico)
—“Los que hicieron esta ley son unos estúpidos”— (citó Roberto un ingeniero en transportes) — “¿Cómo le van a cobrar impuestos a una persona que se dedique a cuidar enfermos?, ¿acaso no se dan cuenta que lo único que lograrán, será encarecer sus servicios?, además, si alguien instala una pequeña empresa, y al mismo tiempo promociona una cierta cantidad de empleos, ¿cómo es posible que lo expriman con más impuestos, si dicho ciudadano esta ayudando al país?, por otra parte, es inverosímil que el estado exija a los cuentapropistas, una tasa tributaria superior al salario que devengaban"—
—“¡Estos locos quieren cobrarme impuestos por la materia prima que vendo en el punto de entrega!”—(me puntualizó Lázaro, alcohólico, buzo, y busca vida) —“¡Que se jodan, ahora no llevaré ná y me buscaré los pesos por otra vía!”—
— ¡Viva Fidel! ¡Viva Raúl!— (exclamó Manuela responsable de vigilancia del CDR)
—“La gente está escéptica, veo tan poco entusiasmo que puedo asegurarles sin temor a equivocarme que estas medidas engrosarán los fracasos del gobierno”— (apostilló María del Carmen, ama de casa)
—“Tú verás, como los bancos sólo le otorgarán créditos a “los integrales”, por esas porquerías y trabas que ellos inventan”— (me comentó Hipólito, jubilado, y barrendero)
Otros comentarios callejeros aluden que la medida más urgente que debería acometer el estado en su afán por sanear la economía, sería la de abolir el gravamen impuesto al dólar a favor del CUC (peso convertible cubano), y mayoritariamente creen que deberían acabar de una vez con la dualidad monetaria, aunque sería recomendable—según algunos críticos—dolarizar nuevamente el país, con el fin de establecer la circulación de una moneda fuerte, y al mismo tiempo estimular la inversión extranjera—cuya vuelta atrás—de seguro, encontraría una fuerte oposición por parte del ex-gobernante Fidel Castro, que institucionalizó tal medida por decisión propia, después de ser respaldado por la bonanza económica que le proveyó la virtual consolidación en el poder de su amigo, el presidente bolivariano Hugo Rafael Chávez Frías.
Según mi enfoque personal, creo que el régimen está ensamblando de forma subrepticia las condiciones para fundar un “sector privado” libre de las sanciones de la ley Helms-Burton, con la finalidad de que sus nichos reciban inyecciones crediticias, y por vía inductiva oxigene en algo la economía, puesto que se hace evidente que el futuro del proceso bolivariano no está garantizado, y a consecuencia de tal incertidumbre, el sistema socialista que Raúl y sus incondicionales pretenden salvar, tampoco está exceptuado del peligro de irse a pique.
Y como colofón a esta descarga de realidades y utopías, evocaré un fragmento escrito por el señor Fidel Castro en su libro “La Historia me Absorberá”

(…) “Este pueblo había sufrido mucho y si no era feliz, deseaba serlo y tenía derecho a ello. Lo habían engañado muchas veces y miraba el pasado con verdadero terror. Deseaba un cambio, una mejora, un avance, y lo veía cerca. Toda su esperanza estaba en el futuro”.

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