lunes, 25 de octubre de 2010

Ofensiva estratégica vs Fiesta del chivo


Por. Pablo Méndez

Casualmente, algunas semanas atrás visité la librería El Ateneo en el Vedado, y mientras husmeaba entre la población de libros buscando alguna obra literaria que se ajustara a mis exigencias, una empleada me recomendó la lectura de “La Ofensiva Estratégica” de la autoría de Fidel Castro Ruz, cuyos ejemplares estaban dispuestos a la venta en cantidades industriales. Sonreí, y al mismo tiempo le contesté que dicha literatura no me interesaba, no obstante le revelé mi intensión de adquirir algún texto escrito por el peruano Mario Vargas Llosa”, y la joven abrió los ojos al límite de hacer saltar sus globos oculares.
Asimismo Mario Vargas Llosa engrosa la lista de escritores censurados por el régimen castrista, y tal sentencia, la considero, según mi perspectiva, algo así como un remake cubano—¡claro está!—en versión no incendiaria de la otrora acción materializada por los estudiantes berlineses el 10 de Mayo de 1933, en cuyo desenfreno confeccionaron listas de libros anti alemanes, los retiraron de las bibliotecas y librerías, les amontonaron en las plazas públicas, y les prendieron fuego en presencia del doctor Goebbels titular de propaganda del III Reich—por cierto—aquella abominación precisó al poeta Heinrich Heine a poner pies en polvorosa tras exclamar: “ donde queman libros, también queman gente”.
En tanto, aún recuerdo el día que salvé el umbral de la biblioteca independiente “Reinaldo Bragado”, y Omaida Padrón puso en mis manos, “La Fiesta del Chivo” primera obra del maestro que pude leer, y cuya influencia, junto a la de otros grandes como él, me motivaron en lo adelante a ejercitar mis modestos malabares con letras, por tanto, me inspiré en escribir—diría yo— este optimizado artículo para exteriorizar mi regocijo por el otorgamiento del premio Nobel de literatura al autor de “La ciudad y los perros”, y dicho sea de paso, adjunto mis condolencias a los acólitos del régimen, cuya reacción fue publicada en el periódico Granma con el titular “Nobel de literatura, Antinobel de la ética”
— ¿Por qué vilipendian al galardonado?—simple y llanamente porque dicho autor manifiesta sus opiniones a contracorriente como todo intelectual respetable, en franca contraposición con aquellos lame botas maniatados por la dictadura castrista y el populismo latinoamericano. No obstante a manera de aclaración y para no pecar de petulante, les manifiesto que no demuestro el más mínimo interés por el best-seller “La Ofensiva Estratégica”, puesto que con sinceridad, no vacilo en revelar mi desconfianza hacia un prologado que pretende sublimar una guerra donde 300 rebeldes vencieron a más de 10 mil batistianos, guarismos, que obviamente descuadran con los 20 mil muertos que ellos mimos aseguran arrojó la citada conflagración—no sé—lo cierto es que mi conciencia me advierte que este libro no es “potable”—es más—aseguraría un marcado nexo con las prácticas de “Belcebú” que en hebreo antiguo significa “el que miente”.

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