lunes, 4 de octubre de 2010

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Por: Pablo Méndez

Las instituciones armadas gozan de ciertos privilegios que aumentan el lastre social de los estados, indiscutiblemente las citadas dotes garantizan la bonanza económica de aquellos que salvaguardan la seguridad de los gobiernos—y podemos ejemplificarlo—a través de las FAR, y el MININT de la república de Cuba, cuerpos castrenses, que amén del menoscabo económico que sufre la isla caribeña, reciben altos salarios, además, tienen acceso a centros recreativos, viviendas, sobrealimentación, electrodomésticos, etc.
Sin embargo, por allá, por la república del Ecuador, el gobierno presidido por el señor Rafael Correa tramó reajustar las prebendas recibidas por los cuerpos policiacos, y como era de esperarse, dicha institución se insubordinó, se caldearon los ánimos, el presidente se personó en el lugar del conflicto—a mi criterio, un acto irresponsable de su parte—y procedió a discurrir sobre la supuesta mala interpretación de la ley en proceso, que lejos de perjudicar favorece los bolsillos de los protestantes, no obstante, y a pesar de brindarle una parsimoniosa aclaratoria a los oyentes, la muchedumbre de uniformados le abucheó, y harto de las insolencias, el líder deshizo el nudo de su corbata, y comenzó a gritar que “podían matarlo puesto que asumiría una posición intransigente”, luego se sumó al gentío que defendía la postura oficialista, entonces, los polizontes respondieron lanzando gases lacrimógenos, y causaron al mandatario asfixia e irritación en los ojos, más adelante, un destacamento élite de la policía que se mantuvo fiel a sus ordenanzas le condujo a un hospital y le brindó protección, entretanto, la parte insubordinada rodeó el perímetro.
Asimismo desde Cuba, Fidel Castro le “da cranque” al motor populista profetizando el derrocamiento de Correa, además, con la finalidad de exacerbar los ánimos aseguró que se encontraba secuestrado—ipso facto—Evo Morales, y su homólogo bolivariano Hugo Chávez convocan a una “Jihad” anti-norteamericana, y a consecuencia de ello los jet presidenciales quemaron toneladas de combustibles para trasladarlos a Buenos Aires donde se reunieron con la mayimbada de UNASUR y juntos rechazan la intentona golpista—¡la culpa la tienen los yanquis!—exclaman algunos mandatarios, y las turbas partidarias del oficialismo salen a las calles—por otra parte— los colimadores de la gobernatura ecuatoriana apuntan sus cañones hacia la principal figura de la oposición—al parecer—Lucio Gutiérrez, es la “pata peluda” del gorilazo.
Luego de ser rescatado por fuerzas combinadas del ejército, y la policía, el presidente Correa se dirige a la muchedumbre de simpatizantes, y proclama que los rebeldes responderán ante la justicia, también alega que los “polémicos beneficios” recibidos por los protestantes salían de los bolsillos del pueblo. Entonces, desde el Salón Amarillo del palacio de gobierno, ya sosegado, y ante las videocámaras de las cadenas noticiosas, el mandatario fundamentó que los sublevados ni siquiera habían leído el texto de la ley, cuyos párrafos establecen aumentos en sus salarios desde 250 a 700 dólares mensuales, y más adelante agradeció el gesto solidario de sus homólogos miembros de UNASUR dejando fuera del potaje a la magistratura cubana.
No obstante acorde a la magra información que me brindaron los noticiarios de Cubavisión, La Mesa Redonda Informativa, Tele Sur, y el programa Dossier conducido por el señor Walter Martínez, me asaltan las siguientes dudas:— ¿por qué la policía ecuatoriana, cuya misión es hacer cumplir las leyes—o sea—si los códigos constitucionales forman parte de sus herramientas de trabajo, desconocían un documento legal que les atañe directamente?—¿por qué el presidente Correa se personó en el cuartel policíaco, y no utilizó los medios de comunicación para leer el texto íntegro de la ley, y aclarar sus pormenores?—además—¿porqué no solicitó también, que una representación de los protestantes acudiera al palacio de gobierno para negociar las diferencias?—

Y como guisado concluyente, una vez más se demuestra que la llama del populismo anti-norteamericano se inflamó desde la Habana con el propósito de fabricar mártires. Los líderes sudamericanos se chaparon de agentes injerencistas, y también comprobamos que el presidente ecuatoriano perdió autoridad a consecuencia de la pifia cometida— ¡ah, y algo muy importante!—conjuntamente se patentizó que los cuerpos policíacos de un país pobre y tercermundista como el Ecuador, ganarán al menos 35 veces más que sus colegas cubanos.

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