lunes, 26 de octubre de 2009

Imagen y realidad de una dictadura latinoamericana por: Pablo Méndez



Los esfuerzos del régimen cubano por escorar a América Latina hacía la izquierda datan desde los inicios de su revolución.
No pocos han sido sus aventurerismos en pos de exportar revoluciones, cuya soberbia fue cercenada tras un tijeretazo de Moscú, cuando una mejoría de relaciones con EE UU demandó frenar los tentáculos de su satélite caribeño.
Mas tarde cayó el muro de Berlín y con tal desplome, la imagen del Castrismo fue oscurecida al ser precisado a calentar el banquillo de los acusados en Ginebra, tras una zancadilla de sus vecinos latinoamericanos, cuyos votos o abstenciones le emparrillaron en el horno de la vergüenza por sus transgresiones a los derechos humanos.
Sin embargo, la astucia del dictador cubano no se atrofiaría por el revés sufrido en la arena internacional. Pronto retomaría las plazas arrebatadas por sus antagonistas, sólo debía esperar el momento—como hace el depredador con su presa—y el oportunismo proveería las condiciones idóneas para el día D.
Y el día llegó. Mientras la OTAN lanzaba bombas sobre Serbia, Irak, y Afganistán, y la opinión publica ladeó su balanza hacía el anti belicismo, Castro abrió pórticos a sus legiones de médicos para diseminarlos por las selvas de la Amazonía y Centroamérica; donó hospitales, otorgó becas, envió asesores para alfabetizar a los pobres, invirtió fajos de billetes en campañas de candidatos alineados con sus pretensiones, y consiguió con su logística, lo que el tráfico de armas, las narco-guerrillas, y el terrorismo, no pudieron lograr durante décadas.
No obstante, después de sembrar más lápidas que Pinochet, romper el record de Trujillo en su permanencia antidemocrática, y dar escarmientos a gobiernos conservadores lanzándole las turbas de camisas rojas sobre las calles, la dictadura cubana ha ensalzado su efigie ante las conurbaciones Latinoamericanas
“Revolución cubana, gracias por existir y resistir”. “Aguante Cuba”. Pintaron en un paredón de la avenida Paseo, unos argentinos admiradores de Castro.
“El sistema cubano es el más democrático y equitativo que existe”, aseveró un indígena de las junglas del Orinoco, tras posar con su indumentaria de plumas ante las cámaras de Cubavisión.
“La revolución cubana mostró su justeza, cuando desalojó a la oligarquía de sus palacetes”, argumentó el mandatario ecuatoriano Rafael Correa, al ser invitado a dialogar sobre Cuba por el periodista Oscar Haza del canal 41 de Miami.
“Cuba tiene un modelo democrático, ordenado a la carta por su pueblo” algo parecido comentó el presidente nicaragüense Daniel Ortega en una conferencia de prensa.
Cuantiosas opiniones manifiestan su favoritismo hacia el régimen Castrista—pero tienen un factor en común—han sido sentenciadas por voces foráneas, cuyas perspectivas observan los toros desde la barrera.
— ¿Valdría la pena consultar a los cubanos?

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