lunes, 14 de diciembre de 2009

Allá no vuelvo más por Pablo Méndez


En una colina del Nuevo Vedado se accidentó un ciclista recibiendo un golpe que le abrió una herida en la barbilla. Con urgencia los vecinos de la zona le prestaron los primeros auxilios, y lo trasladaron al hospital Clínico Quirúrgico de la avenida 26. Al llegar, chorreaba abundante sangre y asimismo caminó hasta la consulta del cirujano, pero el galeno estaba ocupado y resolvió esperar. Con prontitud se formó a sus pies una charquera de sangre, y los presentes le sugirieron que se acostara en una camilla puesto que algunos practicantes presenciaron su perdida pero siguieron de largo. Por fin el médico quedó disponible y luego de examinarlo, comisionó a una estudiante latinoamericana para suturarle. Tan pronto llegaron a la enfermería, la joven comprobó que la enfermera no se encontraba, y tras indagar por ella— le informaron que salió a comprar pizzas— a la sazón, ella viró al revés el botiquín buscando guantes y antisépticos, pero no los halló. Se volvió, y solicitó al paciente que aguardara por su regreso. Entretanto, él quedó solo—y sin proponérselo—examinó el recinto, pudiendo comprobar que la camilla estaba sucia; un grifo chorreaba en un lavabo mugriento, no había luminarias en un falso-techo que estaba descuajeringado, además en las afueras una mujer comenzó a vociferar improperios porque su madre no era atendida, y en aquella atmósfera, asumió la resolución de largarse pal c...de aquel matadero. Se incorporó, abrió la puerta, pero en ese instante irrumpió la estudiante con guantes quirúrgicos; suturas, un bote de yodo, y ampolletas. Entonces él, comprometido con la empatía de aquella joven, se tendió sobre la camilla después de ser mediocremente higienizada, y la alumna comenzó a anestesiarle la región traumatizada. De súbito apareció un enfermero— ¡pero no, para ayudarla!— sino para reclamar el antiséptico robado. En esos momentos los gritos de la mujer que solicitaba atención para su madre se hicieron más fuertes, y el sanitario exclamó— ¡Aquí gritan, pero no hablan cuando tienen que hacerlo!—. El ciclista recibió 10 puntadas en el mentón, agradeció el altruismo de la practicante, pero de la misma manera parodió a Joaquín Sabina con un: — ¡Allá no vuelvo más!—

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