lunes, 7 de noviembre de 2011

Conspiradores

Pablo Méndez/cubanet

A pesar de su avanzada edad, Raúl Castro ha demostrado que es un político astuto. Con el levantamiento de algunas prohibiciones; ha hecho sonar una melodía agradable en las orejas de los cubanos idealistas y de los gobiernos occidentales opuestos a la dictadura.
El régimen muestra atisbos de reformas; pero los comentarios callejeros suscitan inquietudes, producto de que las compraventas de casas y automóviles—algo tan común en cualquier parte del mundo—llegaron 50 años después y arrastrando un inventario de regulaciones, cuya trabazón burocrática proveerá de combustible de alto octanaje a la corrupción.
Otros, aseguran que los apremiantes problemas económicos nunca se resolverán con la pervivencia del castrismo; las prohibiciones desechas son medidas cosméticas, para ganar tiempo y designar a un heredero que garantice la continuidad de la dictadura, “a ellos les importa un bledo las vicisitudes de los cubanos pedestres”, expresan.
Terceros otorgan mayor importancia a la cruzada anti-corrupción que bajo el eslogan de “Orden y Disciplina” fue anunciada recientemente por el mandatario. Consideran, que la corrupción se manifiesta como un fenómeno generalizado en los regímenes socialistas, y en Cuba, se revela como un flagelo que ha permanecido intocable durante 52 años; opinan que las últimas redadas acontecidas tras el escándalo de las firmas extranjeras acreditadas en la isla, tienen el objetivo de sublimar la imagen del coronel Alejandro Castro Espín, segundo en la lucha anti-corrupción, quien aflora como el posible elegido para ascender al trono.
Por otra parte un jerarca del gobierno cuyo hijo cayó en desgracia tras la batahola corrupta en las firmas extranjeras y se negó a ser identificado por razones de seguridad —comentó—que los jefazos le están dando la espalda, desde entonces los únicos que lo escuchan y se solidarizan con él son “los de abajo”, espera que se produzca una “purga”.
El presidente ya designó al nuevo ministro de las FAR—acción que resuena a puro formalismo— urge elevar la imagen de quien será envestido como el nuevo “Kim Jong Il caribeño”, pero el señalado, tendrá que saltar las barreras del nepotismo y cánones de “meritocracia” impuestos por él.
Sin embargo, el rompecabezas se va armando silenciosamente y algunas fuentes alegan que ya el yerno de Raúl, quien encabeza el Grupo Administrativo Empresarial del MINFAR, (GAE), localizado en el antiguo Vice ministerio de la Marina de Guerra, fue ascendido al grado de general de brigada.
Raúl está consciente de que le quedan pocas horas de vuelo en la cabina del poder, pero durante el lapso, seguirá disfrutando de las bondades de una infraestructura creada por más de 50 años de totalitarismo, un gigantesco aparato represivo y un pueblo acostumbrado a obedecer.
El general está consciente de que la formulas aplicadas no benefician a las mayorías; su gobierno sufre de descrédito por no cumplir con los compromisos y apremia armar un heredero que garantice la continuidad del régimen, pero existe el peligro de que los maltratados por las penurias tomen las calles, entonces no le quedará más remedio que meterse en una alcantarilla, y tal emergencia causa desvelos a los más comprometidos con la dictadura.

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