lunes, 20 de junio de 2011

Águila y paloma




Pablo Méndez

En el presente año 2011, se cumplieron cien años de que fuera reflotado el acorazado USS Maine, hundido tras una misteriosa explosión la noche del 15 de febrero de 1898, dicho evento desató la posterior beligerancia entre España y los Estados Unidos de Norteamérica.
Asimismo las acciones combinadas de los ejércitos, norteamericano y libertador, hicieron capitular a España trascurridos 110 días de contienda, y en 1902 se fundó la República de Cuba. Por primera vez, EE UU reproducía—a su imagen y semejanza—un modelo democrático fuera de sus fronteras, pero no exento de traspiés, tras adjuntar la Enmienda Platt, como apéndice a la recién proclamada constitución.
En el contexto republicano se erigió un monumento a las 266 víctimas de aquella explosión, en ella participaron artistas cubanos, más un español y un norteamericano—según los autores—el discurso lírico muestra dos columnas jónicas representando la soberanía y los idénticos derechos de los estados. Una proa orientada hacia el norte, revelaba que EE UU no albergaba ninguna voluntad de dominación, ni pretendía ejercerla sobre suelo cubano. El águila posada en la cornisa estaba dispuesta a emprender vuelo hacia su tierra norteamericana, representando al mismo tiempo su voluntad de desprendimiento. El basamento de granito, significaba la solidez indestructible de las relaciones fundadas en la historia y el dolor de la madre patria americana que sostiene a sus hijos destrozados por la explosión del Maine, como expresión de contribución a la independencia.
Como un mal presagio, las ráfagas del huracán de 1926 abatieron al águila imperial, cuyo diseño ofrecía mucha oposición al viento predominante y fue sustituida por una solución más aerodinámica, al tiempo que los gobiernos cubanos prosiguieron sumidos en el abuso del poder, la corrupción, los golpes de estado, y las revueltas edulcoradas con violencia y terrorismo.
En 1959 toma el poder un movimiento anarco populista liderado por Fidel Castro, que devino en un régimen totalitario de corte marxista, la incorporación de dicha ideología deterioró a la máxima expresión las relaciones entre ambas naciones. Posteriormente, en 1963, un grupo de cubanos con el beneplácito del gobierno, y auxiliados por una grúa, derribaron el águila imperial, a sabiendas de que ésta representa un símbolo patrio para el pueblo norteño.
Pero dicha acción vandálica enseguida fue apoya por la izquierda internacional, y el célebre Pablo Picasso, ofreció sus favores para moldear una paloma de la paz, que llenaría el vacío, sin embargo, el proyecto quedó inconcluso tras la muerte del artista.
Los restos del águila, aún se conservan en el museo de la ciudad, y su cabeza permanece colgada en un salón de la USINT (Sección de intereses de Norteamérica en la Habana), franqueada solemnemente por las banderas de EE UU y el Departamento de Estado. También una inscripción expresa: … (…) Cuando el gobierno cubano decida unir las partes del águila que se hallan en su poder, los norteamericanos tomarán dicho ejercicio como un gesto de amistad…
Pero el monumento al USS Maine se mantiene descuidado, las cadenas han sido desmontadas de los cañones navales, al tiempo que la fetidez de orines y excrementos reinantes en el entorno monumental, muestran simbólicamente, el grado de deterioro de las relaciones entre dos países que comparten historia y mártires.

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