lunes, 13 de junio de 2011

Apertura de negocios, aumentan penalidades.

Pablo Méndez

La carne de cerdo ha empezado a escasear, la deshuesada ha elevado su precio a 40 pesos por libra, se espera que pronto arribe a los 50 pesos, alegó Felipe, un jubilado de 69 años, quien puntualiza que se debe caminar bastante para conseguirla como consecuencia de la súbita demanda del sector particular.
Las bolsas de aceite vegetal (opción de 1,15 dólares el medio litro) y los cárnicos más baratos se pierden de las shooping, fenómeno que estrecha más las posibilidades domesticas. El ingeniero Víctor otro jubilado de 70 años que vive en soledad, comentó, que un pan con bistec de cerdo le cuesta 30 pesos en cualquier cafetería particular, como no puede darse éste lujo, fríe carapachos de pollo para sacarle la grasa y hacer arroz amarillo, entretanto, poncha agujeros a su cinturón.
Numerosos expendios abrieron sus puertas en la zona del Vedado, municipio Plaza, sin embargo, pocos consumidores pueden adquirir sus ofertas, entre ellas cito la cafetería “Las Quimbambas” localizada en la calle 14 e/n 21 y 23 donde un pan con tortilla cuesta 12 pesos. La justificación es que las ganancias de los cuentapropistas deben aproximarse al 200% debido a la inestable demanda, más la política impositiva que estimula el alza de los precios.
Por otra parte, expertos económicos que pidieron el anonimato, consideran que debería decretarse una dolarización, más un período de “Laissez-Faire” (no intervención del gobierno en asuntos económicos) para atenuar el impacto en el sector más humilde de la población, aunque represente una oposición a los lineamientos del clausurado congreso partidista. Pero la realidad es que los cubanos no tienen poder adquisitivo.
Varios restaurantes irrumpieron en la zona, como El D´Doce, ubicado en la calle 12, e/n 21 y 23, dos jóvenes empleadas, muestran la carta a los interesados, también se han repartido impresos del menú, por ejemplo: una ración de enchilado de langosta cuesta 11.95 dólares, algo inalcanzable, para los bolsillos de los cubanos pedestres, incluso para el turismo de bajos ingresos que arriba al país. Carta en mano, Rolando otro jubilado de 76 años, que barre calles para sufragar los gastos domésticos (la cuadra la pagan a 2,88 pesos), calcula que para invitar a su familia a comer al citado restaurante, tendría que barrer la Vía Blanca desde la Habana hasta Santa Cruz del Norte (70 Kms), pero alega que ya no hay piernas para eso, con su carga de años tiene que montarse a diario en una bicicleta para recorrer el municipio en busca de precios más económicos, y agrega, que su único lujo es tomarse un trago de ron barato antes de bañarse—“He trabajado toda mi vida, nací pobre y me moriré pobre, que desilusión, tal parece que uno ha vivido en vano”—expresó

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