lunes, 2 de agosto de 2010

Opaca celebración


Por: Pablo Méndez


El acto central por el 57 aniversario del asalto al cuartel Moncada en la provincia de Villa Clara, fue imbricado con las celebraciones por el bicentenario del natalicio del libertador Simón Bolívar, en cuya solemnidad se entonaron los himnos nacionales de ambos países, además hicieron uso de la palabra los señores José Ramón Machado Ventura vice presidente cubano, y Alí Rodríguez Araque ministro de economía de Venezuela—sin embargo— la ceremonia que año tras año es ejecutada a bombos y platillos en la provincia más cumplidora del país, esta vez, fue opacada por la irrupción de Fidel Castro en la base del monumento a José Martí, que acudió a dicho enclave para entronizar un intercambio con la casta más cabezuda de los artistas e intelectuales cubanos.
Asimismo, con un Randy Alonso rebosante de felicidad sentado en un extremo de la mesa se ofició el encuentro cuyo objetivo desencadenaría una exposición detallada por parte del protagonista estelar del asalto al cuartel Moncada, haciendo emerger—para romper el hielo—lo que según testimonios oficiales apuntan como la principal causal del fracaso del ataque perpetrado por la legión de combatientes conducidos por Fidel en la madrugada del 26 de julio de 1953. Dicho—factor a debatir—fue la “Guardia Cosaca” que defendía el perímetro de la fortaleza.
Lo cierto es que los invitados que pidieron la palabra para inquirir sobre el tema, nuevamente apelaron a esa mala costumbre—diría yo—de preguntar y al mismo tiempo contestarse ellos mismos—incluso—el artista plástico conocido por el seudónimo de Kacho, narró un pasaje hasta ahora desconocido para mí—donde citó—que “Fidel en un arranque de heroicidad, empuñó su arma y abrió fuego contra una ametralladora calibre 50 emplazada en uno de los baluartes de la fortaleza para cubrir a sus compañeros tras ordenar una retirada que nadie escuchó”—a pesar de la chicharronería—Fidel le interrumpió para reiterar su fe en el citado plan, y al mismo tiempo alegó, que si el tiempo retrocediera nuevamente, ante tales circunstancias el asumiría el mismísimo procedimiento que trazó para asaltar la fortificación—y recurriendo a un abrupto “punto de giro”— abordó con presteza el acontecer internacional, y las tensiones en torno a Irán, y Corea del Norte.
Del mismo modo, la polémica sobre el hecho que provocó el malogro de la acción acontecida hace 57 años—tras bambalinas— siempre apuntó hacia las anatomías de Fidel Castro y Gustavo Arcos Bernes como los responsables del referido fracaso, inclusive, ambos se acusaban mutuamente de frustrar la acción. Por ejemplo: Gustavo aludía que Fidel no quiso usar espejuelos, y mientras conducía el automóvil torció para franquear el cuartel, pero accidentalmente dio un contenazo —cuya paragüería—llamó la atención de la “Guardia Cosaca” que enseguida dio la voz de alarma, entretanto, por otra parte, Castro le imputa a Arcos Bernes haber iniciado el tiroteo antes de recibir la orden. Asimismo por el tiempo transcurrido y la imposibilidad de confirmaciones por el fallecimiento de algunos testigos—considero—que la incógnita sobre la verdadera versión continuará sin despejarse—lo que si está demostrado—es que Gustavo Arcos cayó herido en el combate, sin embargo, Fidel (que se suponía debía marchar al frente del asalto) puso sus pies en polvorosa, y fue sorprendido durante una siesta, a varios kilómetros del cuartel Moncada por una patrulla de soldados comandados por el entonces teniente Sarria.
No obstante, el líder revolucionario alegó estar inspirado para reunir y publicar la totalidad de los por menores de las principales batallas guerrilleras que propiciaron el derrocamiento del dictador Fulgencio Batista. Cuya obertura ya fue expuesta en sus recientes articularios de “Reflexiones”—y a mi juicio—con tal arranque publicitario, su obra será capaz de reducir a folletín novelesco los volúmenes de “Memorias y Meditaciones” del mariscal Zhukov. A pesar de ello, considero que sería interesante que dicha labor se acometiera, y que también se incluya en su compilación de datos la relación de las 20 mil personas que perdieron la vida en el lance revolucionario desde 1953 hasta 1959. Cifra que resulta exagerada para muchos, si le comparan con otros conflictos, por ejemplo: El de la URSS contra Afganistán, en cuya beligerancia calificada de cruenta, y prolongada durante 10 años, se reportó la cifra de 14 500 soldados soviéticos muertos en combate.

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