lunes, 14 de marzo de 2011

Agresividad en las guaguas







Pablo Méndez

A las 4 PM del jueves 10 de marzo, en la parada de G y 25, donde rinde viaje el ómnibus P-15 Vedado-Guanabacoa, la inspectora que supervisaba la fila de pasajeros agredió a una mujer en estado de gestación.
El hecho se produjo después que la joven se acogiera a su derecho de abordar el ómnibus y ocupara el asiento destinado a las “embarazadas”, luego comenzaron a subir los usuarios de la fila de los “sentados” entre los que se encontraba su esposo, quien logró ocupar un asiento y enseguida llamó a su pareja para que se acomodara junto a él. La inspectora (una fémina con más de 80 kilos), reaccionó llamándole la atención, y le ordenó a la mujer que regresara al puesto, pero ella se negó, se mantuvo la insistencia, se acaloró la discusión, la empleada perdió los estribos y le cruzó la cara con par de bofetadas, el esposo respondió con un puñetazo, el chofer cerró las puertas, la trifulca se convirtió en un molotera, entretanto, el publico de la cola comenzó a hacer exclamaciones y a golpear los laterales de la guagua. “Después de estallar el desorden, irrumpió un patrullero y tras restablecerse la calma condujeron a la inspectora, como presunta culpable a la unidad de la PNR”, puntualizó la fuente que pidió no ser identificada.
Meses atrás, también ocurrió otra reyerta dentro de un ómnibus de la ruta P-1 San Miguel del Padrón-Playa mientras circulaba por la Calzada de Infanta y Concordia. En cuestión de minutos se presentaron en el lugar alrededor de 17 carros patrulleros, que ocuparon la vía por ambas sendas y aparatosamente paralizaron el tráfico para establecer el orden y detener a los transgresores (en las fotos se muestran vistas del hecho).
Jessica Martínez, una joven bailarina que trabaja en espectáculos nocturnos, alegó— “Las guaguas constituyen una fuente de problemas, siempre están atiborradas de gente, tardan en pasar, cuando logras montarte en alguna, tienes que embutirte en el pasillo atestado de personas, ocasión que aprovechan los acosadores sexuales para “repellarte”, por eso, llevo un alfiler para pinchar a los pervertidos”—
“Para montarse en las guagua hay que pensarlo dos veces, sólo lo hago por necesidad, la gente está cargada de problemas, se muestra muy susceptible y por cualquier bobería estalla una discusión”— comentó Orlando Betancourt un jubilado de 76 años—“hoy por hoy, el cubano es un hombre instruido, pero mal educado. En mis tiempos, las mujeres tenían prioridad para abordar las guaguas, les ofrecíamos el asiento, ellas lo agradecían llevando tus paquetes, habían relaciones más cordiales entre los ciudadanos, en cambio, hoy la gente se agrede por gusto, y la caballerosidad ha pasado a ser historia antigua, no sé adonde vamos a parar”.

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