lunes, 21 de marzo de 2011

Fallece enfermo que esperaba por una cama en el hospital de Centro Habana

Pablo Méndez

A las 5:00 PM del martes 15 de Marzo, David Rosell murió de un paro cardiaco en el cuerpo de guardia del hospital Manuel Fajardo del municipio Plaza de la Revolución.
“EL Fútuma” como le llamaban en el barrio, tenía 51 años. Su vida laboral transcurrió en la ya disuelta corporación CUBALSE perteneciente al Consejo de Estado—según Elsa, la madre—hace un año dejó de trabajar porque estaba muy débil por anemia recurrente. En el hospital de Centro Habana le diagnosticaron una “hepatitis crónica”, y le indicaron un tratamiento a base de Interferon y Ribabidina, este último un antiviral para hepatitis C, medicamento muy costoso que se administra a nivel de hospitales. Para conseguirlo, recorrieron todos los centros de MINSAP incluyendo el CIMEQ (Centro de investigaciones médico quirúrgicas) pero no hubo resultados, sólo en el Hermanos Almeijeiras pudieron localizarle, pero en esta entidad debía esperar por el aviso del médico, quien prometió comunicar telefónicamente la autorización de ingreso. La madre dijo que estuvo a la expectativa por varias semanas, pero al no recibir respuesta hizo varios recordatorios, hasta que respondieron que habría posibilidades en la semana del 13 al 20, pero la llamada aún no se ha efectuado.
Ella comentó que hace 6 años fue intervenido quirúrgicamente para extirparle un cálculo en el hígado, pero los problemas de salud brotaron hace un año. También alegó que el especialista estuvo ausente por estar cumpliendo una misión internacionalista y quien le sustituyó no era experto en la materia. Elsa aclaró que no le culpa por negligencia, pero vislumbra algo oscuro detrás de todo esto, sospecha que no se agotaron todos los recursos para ingresar a su hijo y administrarle el tratamiento. Entre sollozos cuenta que en la mañana del martes su hijo se puso muy malito, llamó la ambulancia, llegó en menos de 10 minutos, lo llevaron al policlínico de 15 y 18, luego lo trasladaron al Fajardo donde los médicos hicieron todo lo posible para salvarle la vida.
—“Parece mentira que un hombre que trabajó toda su vida, haya muerto por falta de un medicamento ”—alegaba un vecino de 68 años que sugirió permanecer en el anonimato—“¿Cuál es la potencia médica?, ¿Dónde están los miles de médicos que estudiaron a costa de nuestro sudor?, yo que trabajé por más de 40 años por un sueldo miserable, para pagar esto, me han hecho esperar por 10 horas para ser atendido por un urólogo, todo ha sido un engaño, una gran estafa”
—Una vecina del Nº 59 de la calle 14 en donde residió el difunto David y que tampoco quiso identificarse por temor a la represión, expresó—“Es una pena que Elsa haya perdido su único hijo. Nada justifica esa muerte. Yo aseguro que no les dio la gana de ingresarlo, todos saben que hay bastantes camas en ese hospital. Estas cosas sólo le pasan a los que no tienen influencias, ni dinero”—

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