lunes, 17 de mayo de 2010

Lussón un material reciclable


Por: Pablo Méndez

Aún recuerdo la época de Lussón como ministro del trasporte. Lo asocio con las guaguas Girón, aquellos autobuses “Made in Cuba”, con motores japoneses que trasmitían calor hacia el interior, y a menudo soltaban las puertas a lo largo de sus recorridos—por cierto—el “truene” no fue motivado por incompetencia, más bien, los comentarios aludían que lo sacaron gracias a la ostentación desenfrenada de sus descendientes; la remodelación para uso personal de una estupenda mansión, más la celebración de una fiesta familiar que utilizó como pista bailable la cubierta de un mercante surto en alta mar.
Ahora Raúl, empuña el cucharon para sacar a Jorge Luis Sierra Cruz de su ajiaco verde olivo, gabinete a todas luces constituido por una junta castrense que garantizará al caudillo la verticalidad necesaria para convertir a la isla en un gigantesco cuartel—por tanto—y como era de esperarse el motivo de la antedicha remoción del señor ministro del transporte fue informada por los medios, aludiendo al cliché de “errores cometidos en el desempeño del cargo”, subterfugio que exacerba los comentarios callejeros—donde se asevera— que el “compañero” Sierra Cruz también miembro del Polit-Buro, se opuso rotundamente a derrochar el petróleo para la celebración del 1º de Mayo, mientras otros confirman su trasmutación al bando “perestroiko”, y el resto alega que estaba enchumbado hasta los tuétanos en la “explosión” del presidente de la Aeronáutica Civil de Cuba, general de división Rogelio Acebedo.
Asimismo, la vacante de Sierra Cruz en la vicepresidencia del consejo de ministro pasó a ser ocupada por Lussón, y el octogenario general de dos estrellas, irrumpió en la pantalla de Cubavisión, protagonizando un reportaje desde la provincia más oriental de Cuba, donde las videocámaras lo enfocan enfrascado en el proceso de revitalización del transporte ferroviario— que demanda según su intervención— la reparación de más de 6000 Kilómetros de líneas; la recalificación del personal a cargo, y un desembolso—no se citaron cifras— para ciertas inversiones en el dañado sector, (y aunque no lo mencionó en su efímera alocución), también tendrá que enfrentarse al fiasco de las locomotoras chinas, que según informaciones—en off record—ya presentan agrietamientos en las estructuras de sus chasis—y además—debe agregar a la lista, el déficit de obreros calificados en los talleres, las indisciplinas en ómnibus urbanos, el canibalismo producto de la carencia de piezas de repuestos, el robo, la corrupción, y la incompetencia. Bueno los expertos en la materia reiteran, que a Lussón no les alcanzarán las afeitadas que le quedan para arreglar el potaje.

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