lunes, 24 de mayo de 2010

¡Todas somos Damas de Blanco!


Por: Pablo Méndez

Exclamaron ante la prensa acreditada— ¡“todas somos Damas de Blanco”!—, como respuesta a las maniobras de excluir a las “Damas de Apoyo” que engrosan el grupo de féminas que domingo tras domingo, y tras concluir la liturgia en el santuario de Santa Rita de Miramar, marchan por la 5ª avenida, rezan un Padre Nuestro, un Ave María, demandan libertad para los presos políticos, y al unísono, reiteran sus reclamos de — ¡libertad, libertad, libertad!—
A la sombra de los ficus del parque Mahatma Gandhi, Laura Pollán, líder del grupo, comentó ante los micrófonos que las conversaciones con el cardenal Jaime Ortega efectuadas el viernes en la sede del arzobispado habanero—“no arrojó ningún resultado”—debido a que las negociaciones con el gobierno, no se efectúan de forma directa sino a través de la persona de su eminencia que al mismo tiempo recibe sus demandas, y se las comunica al régimen. Sin embargo, se vislumbra un clima de optimismo, tras la expresión por parte del cardenal de que habrá—“buenas nuevas”—“y todo está en manos de Dios”—También, recibieron información del traslado de algunos prisioneros. Entretanto, el grupo coreó— ¡Zapata vive!—ante las videocámaras de los “segurosos”, que acudieron también al evento con la misma vestimenta de cuando cubrieron las arremetidas de las turbas.
La semana pasada, el general de ejercito Raúl Castro recibió en su despacho del Consejo de Estado al cardenal Jaime Ortega, cuya mediación, procuró finalizar la oleada violenta desatada por las porras de “respuesta rápida” en su afán de impedir las marchas de las Damas de Blanco. Sin embargo, sus arranques fascistoides, sólo lograron que se volcara un rechazo internacional hacia el régimen, cuya imagen de violador de los derechos humanos se ha exacerbado tras la muerte del prisionero político Orlando Zapata. Lo cierto es que—luego de su derrota—la gubernatura totalitaria de Raúl se esforzará en liquidar el foco de resistencia representado por las mencionadas Damas—y se supone—que a través de la gestión del canciller de la Santa Sede, se logre la excarcelación, y la partida al exilio de la mayoría de los presos de conciencia encerrados tras los sucesos conocidos como “La Primavera Negra”.

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