lunes, 22 de agosto de 2011

Archipiélago UMAP

Pablo Méndez cubanet

“Contemplar un crimen en silencio es como cometerlo”, sentenció José Martí. Asimismo, la máster en sexología Mariela Castro Espín, titular del CENESEX, se propone impulsar una investigación, sobre supuestos episodios de discriminación sexual efectuados en las unidades militares de ayuda a la producción (UMAP) en los años 60. “No hay que temer a los errores, hay que aprender de ellos”, citó al periódico La Jornada en una entrevista al corresponsal Eduardo Arreola.
Pero las UMAP, no sólo fue la inquisición de los homosexuales. Lo cierto es que el pastor bautista Alberto González Muñoz, retornó al Camagüey con el propósito de visitar el campamento de “Las Marías”, lugar donde fue confinado, junto a otros jóvenes religiosos, homosexuales, marihuaneros y delincuentes, calificados de “lacras sociales” quienes según la dirección del régimen, requerían de disciplina militar y recarga de trabajo para ser integrados como hombres útiles a la sociedad. González, desanduvo las ruinas y rememoró a su hijo el calvario sufrido a partir del 26 de noviembre de 1965.
En su libro, ¡Dios no entra en mi oficina! (1997) con una modesta tirada del 2011 financiada por la iglesia bautista, González muestra el desarrollo de los acontecimientos desde 1965 año en que se desempeñaba como un seminarista de su iglesia y fue reclutado para integrar las filas de la UMAP, cuenta el traslado en ferrocarril (a semejanza de las transportaciones a campos de exterminios nazis y Gulags siberianos), el arribo a la estación de Lugareño y la concentración en un terreno de base-ball, su estancia en los campamentos: Las Marías, Los Sitios, Mola, Sabanilla y Vertientes; las jornadas de 18 horas de trabajo en los cañaverales, las letrinas convertidas en calabozos, los alambrados perimetrales, torturas aplicadas a los testigos de Jehová que no querían vestir el uniforme, la agrupación de homosexuales en el campamento de Laguna Grande, la oficialidad de verdugos, etc., etc..
En su historia argumenta que un abogado de 50 años y un ex primer capitán del ejército fueron castigados junto a él, pero no mencionó la ocurrencia de suicidios, violaciones o asesinatos, además, en la introducción puntualiza que el decurso del tiempo ha borrado muchas anécdotas y detalles de su memoria, no obstante, su trabajo puede catalogarse de un hipertexto que estimulará la apertura de nuevos nichos narrativos sobre la temática.
Mariela expresó: “De las UMAP hay relatos y trabajos de ficción, con algunas verdades, muchas mentiras y realidades sobredimensionadas”, pero la titular del CENESEX no debe tomarse la licencia de pensar por nosotros.
Sobre las abominaciones ocurridas en la UMAP, se debe hacer una exposición transparente. Únicamente concierne a la nación cubana evaluar, si aquellas “lacras sociales de 1965” son peores de las que hoy se roban el dinero del pueblo desde las instituciones estatales, o si sus gestores (aún vivos) deberían ser juzgados por crímenes de lesa humanidad. Aseguro que los resultados darán una lección, a los que contemplaron el crimen en silencio.

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