lunes, 23 de noviembre de 2009

Bye, bye, Mel Por: Pablo Méndez



—Ahora que usted se encuentra en el pináculo de aceptación por su gestión presidencial, ¿por qué no convoca a un referéndum, y suprime ese artículo de la constitución que no le permite reelegirse?—Putin, chorreó con una mirada de acero fraguado en el KGB a la periodista, y sin rodeos contestó:
—Por un hombre, no se cambia la constitución de un país—
Pues efectivamente, aunque los científicos se esfuercen por demostrar que las diferencias raciales no existen y que tenemos espirales de ADN común con ese mono africano que inventó la herramienta. La verdadera diferencia consiste en la forma de pensar de los hombres, porque en América Latina, el comportamiento del individuo difiere mucho de los ejemplares euroasiáticos como el citado ex presidente ruso.
Y a Mel no le salió bien su intento de integrar la fauna populista como espécimen de Hoppy Cassidy, y muy a pesar de las advertencias hechas por el Parlamento; el Tribunal Supremo Electoral, la Procuraduría General, el Ministerio Público, y la Corte Suprema de Justicia, prosiguió desembalando boletas printed in Venezuela, para hacer la consulta popular y pisotear las leyes de la nación. Pero media docena de fusiles lo metieron en un jet y lo sacaron del país.
Luego vino el Muppet show de Managua con líderes empotrados en el poder, como el señor Raúl Castro que personificó un GULAG invalidado de elecciones democráticas desde hace 57 años, y por supuesto, también integró la cofradía el Vale Chávez una celebridad ex-golpista. Asimismo, hicieron acto de presencia los histriones de la OEA, Greemlins, Alliens, más cuanto bicho raro se personó para clamar la restitución del presidente Mel.
Pero en esta ocasión sucedió algo incongruente en el club de los gritones—Superman dejó a todos con la carabina al hombro—puesto que EE UU alineó con el equipo local, y los populistas no pudieron vilipendiarlo.
Entonces, tras varios intentos de perforación de las fronteras—incluido, aquel avionazo que dejó en ascuas a todos los televidentes—nuestro personaje ingresó a hurtadillas en el país, y se refugió en la embajada brasileña, para desde allí negociar su restitución al cargo.
Y yo pregunto: — ¿Con qué poder fue a la mesa de negociaciones?— ¿Con la inmoralidad de un presidente constitucional que abuzó del cargo?— ¿Acaso creyó que la burda injerencia en los asuntos internos de Honduras, más el embargo establecido por los países de la región, seria capaz de poner de rodillas al régimen de facto? — ¿Tenía apoyo de alguna facción castrense preparada para desatar una guerra civil?— ¿la nación estaba paralizada por una huelga general?—
Lo cierto es que Mel debió reconocer su metedura de pata, y reparar los daños causados por su desliz. Pero se abandonó a los consejos de la politiquería de la Habana y Caracas, y fue atrapado por un agujero negro que lo redujo a la insignificancia.
— ¡Bye, bye, Mel!—

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