lunes, 2 de noviembre de 2009

Camilo en la Plaza Por: Pablo Méndez




El monumento necesitó de 120 metros cúbicos de hormigón armado, suficientes para la techumbre de diez casas. Decenas de toneladas de acero estructurar galvanizado, que requiere también de un recubrimiento especial para alargar su vida útil, más el trabajo de varias brigadas constructoras que laboraron día y noche, auxiliados por grúas, para conformar un apantallado de 9 pisos de altura, donde se arriostró la imagen de Camilo labrada en acero por el artista plástico Enrique Ávila, también autor de la vecina escultura del Ché.
Lo cierto que este homenaje al “Señor de la vanguardia” arriba en momentos en que el oficialismo hace un llamado al ahorro en todos los sectores, principalmente en el energético, inclusive en el sector agrícola, donde se exhorta a utilizar el tiro animal en sus labores para emplear la menor cantidad de combustibles en el proceso, debido a los embates de la crisis económica, y a severos problemas alimentarios, cuyas secuelas también suman la eliminación de comedores obreros en algunos organismos administrativos, al tiempo que resuenan los ecos de eliminar la canasta básica, (conjunto de alimentos subsidiados, y garantes a los cubanos de mínimos parámetros nutricionales exigidos por la FAO).
El homenaje por el 50 aniversario de la desaparición de Camilo, también incluyó la inauguración de un memorial en Yaguajay donde fueron inhumados los restos de los combatientes del frente norte de Las Villas, y fue presidido por el general de ejército Raúl Castro, actual presidente de la nación.
Sin embargo, paradójicamente hace dos años se conmemoraron 50 años del asalto al Palacio Presidencial, y Radio Reloj por un comando del Directorio Revolucionario (para muchos la acción más intrépida entre 1953—1959, y que de haberse consumado su éxito, hubiera despojado de protagonismo al movimiento 26 de julio liderado por Fidel). Sin embargo, tales honras no alcanzaron los relieves de otras conmemoraciones. Entretanto, en el mausoleo donde descansan los restos de estos combatientes; hay suciedades en la superficie, la jardinería está descuidada, y su bandera se decoloró además de deshilacharse.
Muchos cubanos están de acuerdo en homenajear a Camilo—pero luego de multiplicar sus imágenes— deberíamos desentrañar el enigma de su desaparición, ahora que los especialistas pueden auxiliarse con novedosas técnicas para encontrar barcos hundidos hace siglos. Opinamos que sería realizable rastrear la trayectoria del jet que lo regresaba a La Habana en el momento del siniestro, y sacar a la luz pública los últimos instantes del fatal desenlace que ha dado lugar a múltiples conjeturas.

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